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Murió Samuel Moreno, exalcalde de Bogotá condenado por corrupción

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Por Lola Portela

Este viernes 10 de febrero el Hospital Militar informó el deceso de Samuel Moreno Rojas, exalcalde de Bogotá, condenado por el “Carrusel de la Contratación”.

Tal parece que Samuel Moreno Rojas ingresó a esta clínica el pasado 9 de febrero tras desmayarse en su celda en la Escuela de Carabineros de la Policía Nacional.

Con el respeto debido por los muertos, pero sin hipocresías, creo válido recordarles a mis lectores el tema del escándalo del “Carrusel de la Contratación”.  Este es un caso de corrupción política que estalló en el 2010 en Bogotá (Colombia). Y fueron actos delictivos cometidos durante la administración del exalcalde Samuel Moreno Rojas, miembro perteneciente al Polo Democrático Alternativo, uno de los partidos de izquierda de Colombia.

A mediados del año 2009, el entonces concejal Carlos Fernando Galán, denunció en un debate en el Concejo de Bogotá serias irregularidades en la contratación de las principales obras de la ciudad.

Y para esa fecha era claramente visible que las obras en la capital de Colombia no se movían. Al finalizar el año 2009 el Grupo Nule, principal contratista de las obras de Bogotá, hizo pública la noticia de que ese conglomerado se encontraba en serias dificultades financieras. Como quien dice se desapareció o se gastaron la plática, y no hubo para cumplir los compromisos.

La polémica estalló el 25 de junio de dicho año cuando salieron a la luz pruebas que evidenciaban la negociación de multimillonarias comisiones por parte de Germán Olano, excongresista de la República, al empresario Miguel Nule Velilla, cuya empresa, que llevaba su apellido, manejaba gran parte de los contratos de distintas obras públicas que se desarrollaban en la capital colombiana.

La principal obra que se vio directamente afectada por dichas negociaciones irregulares fue la construcción de la tercera fase del sistema de transporte público TransMilenio, la cual presentó más de tres años de retraso. ​

En el tiempo inmediatamente posterior, se destapa la olla podrida. Y es así como el entonces honorable senador Néstor Iván Moreno Rojas y su hermano Samuel Moreno Rojas, alcalde de Bogotá, hijos de ‘La Capitana’ María Eugenia Rojas y nietos del dictador Gustavo Rojas Pinilla, se ven en líos con la Corte Suprema, la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría, y todo a nombre del “Carrusel de la Contratación”.

En  ese Carrusel se subieron varios políticos, empresarios, dirigentes del Instituto de Desarrollo Urbano, auspiciados por el mismo Alcalde de la ciudad.

Y así, el Estado llegó a presentar un detrimento patrimonial cercano a 2,2 billones de pesos colombianos (unos 1.100 millones de dólares aproximadamente, a la tasa de 2011).​

Este escándalo es considerado como uno de los más grandes en la historia reciente de Colombia. Sin embargo,  no se alcanza a entender  para qué los condenan, si al final se mueren y ¿esa plática se perdió? En este caso, el muerto al hoyo y el vivo no tendrá baile, sino más miseria.

A los corruptos en Colombia se les debería obligar, como sucede en varios países, a devolver lo que se roban, pues ese cáncer es lo que carcome y tiene, en muerte lenta a los más  pobres de Colombia. Cifra escandalosa, para un país con tanta riqueza, pues según el DANE, “en el 2021 el total nacional la pobreza monetaria fue 39,3% y la pobreza monetaria extrema fue 12,2%”.

Por supuesto, hay muchas otras formas de ser corrupto, pero ese será tema para otra ocasión.