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DÉJATE MOLDEAR

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Por Lola Portela

Para muchos, este confinamiento es como un experimento social y, tal vez por eso, algunos hasta me manifiestan que estamos como ratas de laboratorio.

En lo personal, lo que creo es que este encierro, prolongado; de a poquitos, nos está moldeando. Con certeza de esto saldremos fortalecidos, con menos carga en el alma, muchos con unos kilos menos y otros con un registro de más.

Creo también que resistirse a los cambios es propio del ser: humanos.

Sin embargo, debo decirles que

Cuando todo parece terrible, ya empezó a mejorar, aunque no lo veamos.

 Díganme ¿cuántos de ustedes no han llorado? Ya sea por ver tantos contagiados y hasta muertos cercanos. Duele tanta escasez y necesidad y hasta los nuestros afectados, ya sea por falta de empleo, o porque los negocios se vinieron a abajo.

Cómo lo dije, en otras líneas, es hora de “bajar el moño”.

Y es que, sin duda, este “bicho del 19” llegó para mostrarnos verdades al desnudo. Y en su camino, medio año después, nos ha llevado a ver muy de cerca la hipocresía, la altivez y hasta el orgullo para pedir ayuda.

Hemos también visto el daño que hace la codicia, esa que lleva a la delincuencia y a corrupción. La misma que causó el desmadre en la salud, incluso antes de llegar al esperado pico. En plena pandemia se descubrieron e hicieron visibles las acciones egoístas de muchos gobernantes, los mismos que por fortuna no tendrán espacio en ese nuevo cambio.

Y es que también llegó la hora de menguar, de creernos súper man o heroínas que todo lo resolvemos y ejecutamos solos.

A esos que dicen: “yo soy así y no me cambiarán”, “así nací y así me quedo”. Les tengo que decir que resistirse duele.

Debo contarles que los sobrevivientes de cáncer sabemos que cuando el dolor extremo llega, lo mejor es sumergirse en él, como si fueran aguas profundas y oscuras. No sin antes tomar aire,  pues increíblemente aceptarlo: alivia y nos lleva a luz de la vida. Resistirlo hace que duela durante más tiempo y más fuerte.

En tiempos difíciles, como éstos, y después de tanto dolor, a muchos, se nos olvida que fuimos creados con dones maravillosos; somos seres ¡muy fuertes!

No permitan que les roben lo que Dios les puso, en su maleta individual, cuando nos despachó a este planeta: amor, para crecer tendiendo la mano, y de esta forma vivir en libertad y con igualdad de oportunidades.

No es válido que con “teorías contemporáneas” te convenzas de que el cambio de tu interior es asunto tuyo.

Querido lector: Dios es quien nos moldea. Y lo hace a través de sus propios medios; de forma individual. Él sí que nos conoce. Sabe qué haremos con el presente y con el futuro. Nos lee el pensamiento y creo que hasta se ríe de lo incongruentes que, a veces, somos.

Tenemos todo para ser felices y nos envainamos en el tener, no en el ser. En ese cambio ahora escucho testimonios de amigos,  que me dicen: “hoy, con menos, soy más feliz”. Y con esa curiosidad tan propia mía, les pregunto: ¿qué hiciste? Y su respuesta es: SOLTÉ.

Muchos ya lo entendimos, por eso me decidí a escribir sobre éste tema.

Así las cosas, debemos dejar de nadar contra la corriente. Dejemos que todo fluya. Repito: no se resistan. Mejor dicho si tocó huevo con arroz, es un manjar. Café con pan, una bendición. Y si nos tocó la puerta el bicho, y lo dejamos entrar, aceptemos  que algo se hizo mal y afrontémoslo.

Estamos en una lucha entre la luz y la oscuridad. Busquen la luz, esa que nos da El Creador. Y lo aclaro porque sabemos que lo espiritual tiene dos caminos.  No permitan que la oscuridad les domine, esa lleva al no crecimiento a través del pesimismo, miedo, desespero, desesperanza, y en especial a vivir sin fe. Y cuando no se crece, no se trasciende.

Sé que es fácil ser presa de pensamientos caóticos.

La pregunta es ¿cómo no caer en ese abismo?

Tu proceso, no es el mío, pero a veces se parece. Por eso, debemos entender que las armas de esta guerra son espirituales y nuestro escudo es el amor, la humildad y la solidaridad.

La altivez no permite que se acepten nuestras debilidades y nuestros errores. Culpamos a otros de nuestro presente, pero olvidamos que hemos tomado decisiones equivocadas; cada decisión tiene consecuencias y conlleva a efectos colaterales.

“El ámame o acéptame como soy”, es la posición más egoísta que puedes imaginar. No pueden pretender que les amen siendo personas manipuladoras, mezquinas, mentirosas, infieles, irrespetuosas, maltratadoras, no le pidan eso al universo de luz, pues no sucederá.

Un gran despertar hacia la luz es lo que viene para todos. Bienvenidos a un mundo donde no sé si estaremos todos, pero que sin duda puede ser mejor para quienes quedarán.

Mientras, irradia tu luz, desde donde estes, activa tu generosidad, alegría,  amabilidad, perdón, gratitud

Y mengua la impaciencia, el engaño, la irá. Saca de tu vida la desilusión, la traición, la desesperanza, intimidación, frustración y miedo.

 El cambio comenzó y continuará aunque no quieras, ¡no te resistas