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A los Jóvenes, generación pandemia

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Por Lola Portela

Esta columna está dedicada a todos los jóvenes. A esos que esperan presentar el examen de estado para continuar con sus estudios técnicos o profesionales. A los jóvenes y niños que hoy, desde casa, estudian en medio de la pandemia, en un colegio público o privado; también es mi carta pública para mis amados hijos.

En primer lugar, quiero que nos perdonen, pues fracasamos en tratar de dejarles un mundo mejor.

Por el contrario, este bicho llegó cuando el mundo era un caos: un medio ambiente devastado, una tierra donde se asesinaron cientos de bebés para mantener la belleza de algunos, donde primó lo material; el hedonismo ganó, frente al respeto de lo natural y lo espiritual. Y hasta lo moral, en muchos casos, fue ridiculizado. Y, tristemente, donde para muchos Dios ni existía.

Una sociedad con muchas bajas a pesar de librar también grandes batallas, porque se infectó y hasta debilitó su sistema inmune y el de muchos, por no creer en ese enemigo tan oculto y desconocido, por no respetar los protocolos y por una gran falta de cultura ciudadana.

Tengan presente que el reto es enorme. La historia los registrará como la generación de los más “valientes transformadores”. Ustedes jóvenes son los genios creadores de los nuevos avances en las tecnologías, para lograr la real virtualidad educativa, la telemedicina, la nueva forma de hacer negocios nacionales e internacionales; la implementación de la revolución electrónica. Ustedes son la generación que disfrutará plenamente de un nuevo sistema financiero.

Con certeza lograrán controlar y parar los efectos colaterales, para protegerse, frente al cambio climático. Sé que es una de sus mayores preocupaciones y por eso fortalecerán los movimientos colectivos.

Desde nuestro trabajo social, entendimos que la educación es el motor más importante para la transformación de la sociedad en todos los sentidos. Y por eso, daremos la pelea, apoyándolos en esa ruta.

Y es que deben saber que cuando los niños y niñas reciben una educación equitativa y de calidad, se trabaja por un mundo más justo y se lucha para que tengan una mejor calidad de vida en el futuro.

La realidad en este aspecto en el 2020 es desastrosa, según datos de Naciones Unidas, más de 265 millones de niños y niñas no están escolarizados. Esto supone que no tienen ni siquiera los conocimientos básicos sobre lectura y aritmética.

Aunque es cierto que durante los últimos años se ha mejorado en la alfabetización y en la tasa de escolarización, sobre todo de mujeres, aún queda mucho por hacer.

Y en lo profesional las diferencias también son notorias.

Como cientos de mujeres, pertenezco a una generación donde tuve que abrirme paso cuidando mi dignidad. Algunos aún creen que ser mujer es sinónimo de “objeto sexual” y no de profesionalismo. En muchos países aún hay desigualdad entre el sueldo de un hombre y una mujer que desempeñan la misma función o trabajo. Su misión jóvenes: es buscar ese respeto e igualdad, eso es equidad.

Por eso, debo también decirle a las jóvenes mujeres, y a mis nietas, por si llegan, que no es necesario “venderse” de ninguna forma, para escalar. Lo más valioso, como mujeres, no está en la belleza, en el cuerpo. Está en nuestra inteligencia, preparación y actualización constante. Y espero que las nuevas generaciones validen esas condiciones en las niñas y jovencitas: mujeres del hoy y del futuro.

La pandemia permitió mostrarnos una radiografía social en los mal llamados países tercermundistas, y por eso es claro que las razones por las cuales no se logra una educación de calidad son, entre otras, las siguientes:
• El reducido número de docentes capacitados y actualizados en nuevas tecnologías.
• Las malas condiciones de las escuelas.
• Las pocas oportunidades que tienen los niños y niñas que viven en zonas rurales.   

Para hacer frente a estos retos, es necesario invertir en infraestructuras educativas modernas, en la formación de docentes y crear muchas becas para los estudiantes que no pueden, con sus precarios recursos, acceder a una educación de calidad.

Jóvenes, tengan presente que no es necesario el dinero para alcanzar los sueños. Muchos lo tienen, pero no trabajan por sus anhelos. Nunca pongan límites mentales a sus ambiciones. Hoy les digo: ganen la guerra mental del miedo, del no es posible, que tal vez el bicho deje, como herida en sus bellas almas, para convertirlos en pesimistas.

Por ustedes gestamos Fundaciones como Verdad, Camino y Vida y Amor Sin Fronteras. Ustedes son la generación que nos impulsa a trabajar para dejarles un mundo que piense más en el prójimo, desde lo colectivo y dejando el individualismo.

Estoy segura que los de mi generación jamás esperó que nuestros hijos tuvieran que vivir esta guerra científica, por eso cerraré con este contundente mensaje de Bertolt Brecht.

“Hay hombres que luchan todos los días y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.? Y sé que ustedes niños y jóvenes son los imprescindibles. Fortalezcan su espíritu para lograr ser: invencibles, como lo merecen.

A mis hijos les pido que, por favor, le lean a mis nietos (cuando lleguen y entiendan) estas simples líneas.