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¿Qué dejan  las marchas del 21 de abril, contra Gustavo Petro?

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Por Lola Portela

Sin duda quedó claro el sentir de Colombia: el pueblo está cansado del “autoritarismo de urna”.

Y es que ganar las elecciones no hace a un buen gobernante. Las gestiones deben ser en favor de todo un pueblo, no sólo pensadas en quienes lo eligieron.

 Por eso, el pueblo; sí, el pueblo,  fue el que salió a las calles en protesta contra las medidas del Ejecutivo actual. Y, se desbordó el pronóstico de participantes en las marchas, mucho más de lo esperado por los pesimistas, esos que “ni rajan, ni prestan el hacha”, y los seguidores de Gustavo Petro,

Con lluvia o sol el país protestó.

No fue una marcha del Uribismo, como trataron de argumentar. Ojalá Álvaro Uribe tuviera todos esos seguidores. Tampoco fue la marcha de la derecha, muchos, “no son ni chicha ni limoná”, en materia política, pues han visto tanto, y en ambos extremos que mejor escuchan,  leen, y con base en eso son , de la “oposición” de quienes toquen los intereses del pueblo. Por eso, la del 21 de abril tampoco fue una marcha de la oposición, netamente.

Debe quedar claro que lo que vivimos fue una manifestación del pueblo. De los colombianos  que el Gobierno decidió ignorar, y para ellos: “desgobierna”, pues sólo impone.

Y es que en verdad un gobernante, por el hecho de ganar no puede hacer “lo que se le dé la gana”. Al llegar al poder lo justo, lo correcto siempre es dar continuidad a lo bueno existente y fortalecer lo débil. Lo nuevo debe involucrar a todos.

El pueblo entendió que si el “Cambio” es botar años de construcción a la caneca, porque no lo creó, implementó o ejecutó durante su mandato, es lo propio sólo de un dictador.  Eso explica  que  gobierna para sí mismo, conforme a su ego, pero no para el pueblo, ni a su favor.

Por eso, vimos y recorrimos calles que unidas nos dan mucho más de 2 millones de colombianos, en la suma de 36 ciudades del país, ya que en todas la protesta fue masiva.

En esas 36 ciudades y municipios como Bogotá, Medellín, Cali. Barranquilla,  Bucaramanga, Villavicencio,  Ibagué, Chía,  Yopal, Armenia, Pereira, Cajicá, entre, otros les preocupa, lo mismo: la inseguridad, “el golpe blando”, al entregarle el país a los grupos guerrilleros, narcotraficantes, a la delincuencia, por esa política de “generosa paz”, y premio por todo, tratando de pasar por encima de la misma justicia.

Y aunque el presidente Petro se convenza, interiormente, de sus falsas cuentas y afirme que vio 250.000 colombianos marchando, las cifras señor Presidente son otras.

Estas son algunas cifras, sin ser aún las finales, al escribir este artículo.

Boletín 4 “Mesa Nacional Por la Libertad”.

Bogotá: 340.000 personas.

Bucaramanga: 65.000 personas

Medellín: 420.000 personas. Cali: 105.000, Barranquilla: 108.000

Yopal: 1,100, Villavicencio: 1.700, Cúcuta: 78.000

Lo sucedido el 21 de abril debe ser un punto de inflexión, para reconocer que la tarea la están haciendo mal, pues el inconformismo también está en muchos que apoyaron y votaron por Gustavo Petro.

Marchó el país en paz, no vimos violencia, por eso no hubo policías agredidos, ni establecimientos destruidos, ni propiedad privada o pública afectada.

Y es que el presidente Gustavo  Petro debe entender que también marcharon los familiares, los hijos, las viudas, los hermanos víctimas  de la violencia: los atracados, extorsionados todos ellos también  salieron a marchar, agotados por la impunidad en Colombia.

Y lo que debe analizarse desde cada ministro es qué tan bien o mal están gobernando. Qué políticas no están implementando para que el pueblo esté tan  inconforme.

Ayer entendimos que el pueblo colombiano perdió hasta el sueño de tener vivienda propia: 30 mil colombianos, no ricos, desestimaron esa opción, pues desde el Ministerio exterminaron esa opción.

Lo que Colombia necesita es menos semillas  de odio.  El país salió unido. Y sólo armado de su voz, su bandera, su camisera tricolor o blanca, a demostrar cuánto ama y le preocupa la patria.

El 21 de abril los médicos y el sector de la salud, incluyendo las asociaciones de pacientes, los transportadores, los estudiantes, los campesinos, las amas de casa, los trabajadores y la gente del común, que  incluso en los buses de transporte masivo del transmilenio; muchos rumbo a trabajar en domingo, también se unieron a la marcha, con sus voces, a la marcha.

Como también marcharon los militares y policías reservistas y veteranos de todas las fuerzas militares de Colombia, pues ellos saben cómo se ha desplomado la seguridad del Colombia. Ellos si conocen; de primera mano, cómo el país se encuentra en riesgo democrático, frente a la subversión fortalecida en casi todo el territorio colombiano.

Por eso, Colombia, como país, está cansado del discurso de odio, de división,  de hacerse víctima. Por favor, lo que se requiere  más acción, a favor y para todos los colombianos.

Colombia, señor Presidente, marchó con dolor patrio, con temor de perder su terruño, su empleo, con tristeza de ver sus sueños como emprendedor destruidos, con tristeza de ver la salud propia o de los suyos deteriorada. Vimos y sentimos un pueblo angustiado porque sabe que las pensiones en manos del Estado no ha sido, ni serán garante de buen manejo.

Y es que señor Presidente quienes  marcharon, y registraron o cubrieron las marchas ayer, muchos no tenían ni para su almuerzo, en la calle. Por eso, no fueron los “ricos del país”, a quienes vimos. Muchos eran desempleados, liderando, desde su propia vivencia, a otros en peores circunstancias.

El pueblo que marchó, el 21 de abril,  por las calles de  Colombia y gastó su energía gritando lo que sentía: es el pueblo que se está empobreciendo, cada día más, por la forma errónea de gobernar, respetado señor Presidente de Colombia.

Y todos, cada uno, es parte de ese constituyente primario que usted tanto invoca.

El principal objetivo de esa marcha fue decirle al Gobierno no a sus reformas absolutistas, no a la farsa de la “paz total”, no a la constituyente, no a la inseguridad que reina en el país, no a la corrupción, no a la intervención de las EPS., exigimos a los Congresistas no recibir su mermelada, exigimos respeto a la libertad de prensa, respeto y apoyo a nuestros militares y policías y la lista sigue.

“No somos tampoco de la clase media o alta, somos la expresión genuina del pueblo colombiano que le estamos demostrando que no estamos de acuerdo con su nefasta manera de querer conducir el país, siempre anteponiendo el odio, el rencor, la mentira con un claro interés de división”. Son afirmaciones que hablan claramente quiénes se tomaron las calles el 21 de abril de 2024, para dar un mensaje contundente al gobierno, y a los organismos y personas  veedores de la libertad y la democracia de Colombia a nivel internacional.  Por eso, fue también un SOS de lo que vive el país de la cumbia y del café de Juan Valdez.

El 21 de abril fue un día histórico, porque reflejó la radiografía del inconformismo del pueblo Colombia.