Por Lola Portela
El Ejército Nacional, a través de sus ingenieros militares, desde el primer día de la tragedia en Quetame viene trabajando por devolverle la movilidad y conectividad de la región del Llano.. Así lo explicó el General Jorge Ricardo Hernández Vargas, Comandante del Comando de Ingenieros del Ejército Nacional
La avalancha en Quetame ocasionó daños estructurales a puentes de la carretera que comunica a Bogotá, Villavicencio y el resto de municipios de ese sector.
Y con la experticia profesional que tiene nuestro Ejército Nacional en materia de ingeniería, entre muchas otras áreas, ya están trabajando para devolverle la esperanza de conectividad y tranquilidad comercial y económica a las comunidades del Meta, con los otros departamentos.
Ojalá el Gobierno de Colombia y todos los colombianos sepan reconocer el gran potencial que tiene cada hombre y mujer que hace parte del Ejército de Colombia. Ellos no son sólo formados para defender el territorio, como algunos lo creen. Son profesionales en muchas áreas. Y hacen parte de las fortalezas del país. Son seres humanos muy inteligentes y formados integralmente para servirle a la nación.
La inversión del país, de sus familias y de ellos mismos, como individuos, es invaluable. Lejos están de cualquier “ejército social” que pretendan formar como alternativa para proteger el país.
Los militares de Colombia superan de lejos a muchos que llaman ejércitos, incluso en diferentes países son referentes.
Y que muchos están capacitados para resolver temas de ingeniería, salubridad, medicina. Conocen de geopolítica, estrategia militar y hasta organizacional, manejo presupuestal, atención a desastres. Muchos son profesionales en Administración, Física, Derecho, Medicina y carreras afines al sector salud, Ciencias Sociales, Informática y nuevas tecnologías. Por eso distantes están de sólo saber de milicia o de “cargar fusiles”, mochilas con dotación pesada o manejar ideologías. Su base funcional la establece la Constitución Nacional y por eso la respetan.
Así que cuando se “tope”, o se encuentre, con un militar, éste puede no sólo saber de buques, aviones, tanques o armas, buceo, paracaidismo, protocolo, etc. Ese hombre o mujer colombiano, como usted y yo, puede ser hasta un colega profesional suyo o mío. Con la diferencia que su juramento es proteger la vida suya, la de su familia y la del país. Por ese alto ideal muchos han dado hasta su vida, partes de su cuerpo y en muchas ocasiones sus parejas.
Y por eso son los verdaderos héroes de Colombia, tanto los activos, como los reservistas, los retirados, incluso aquellos que se cansaron de tanta injusticia contra ellos. Así pretendan mostrarnos lo malo: no se le olvide que en toda institución, hasta en algunas familias, hay ovejas negras, pero no por eso se pierde el apellido. Ni dejan de ser los mejores, en su mayoría.
¡Bravo por nuestra gente del Llano, cuentan con los mejores, y pronto estarán conectados nuevamente con el resto del país.
Y con éstas líneas también pretendo decirle a los militares: ¡muchas gracias por tanto! Se los debemos.
