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India enfrenta el virus asesino Nipah: ¿Estamos al borde de una nueva pandemia mortal?

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El panorama de salud pública en el estado de Kerala, India, se tiñe de rojo intenso tras el brote del letal virus Nipah. Un virus que hasta el momento ha cobrado la vida de dos personas y puesto en riesgo a cientos. Intentan contrarrestarlo con medidas usadas con el COVID 19.

Este virus zoonótico, conocido por transmitirse de animales a humanos, se encuentra una vez más en el centro de una emergencia sanitaria, activando todas las alarmas en un país que aún lucha para reponerse de las anteriores crisis sanitarias.

Expertos en salud advierten que este virus, con una tasa de mortalidad que oscila entre el 40% y el 75%, tiene el potencial de desencadenar una nueva pandemia global

Las autoridades en India  han cerrado escuelas, oficinas, y medios de transporte público mientras realizan pruebas masivas para tratar de contener el virus que, recordemos, ya se ha manifestado en la región en otras tres ocasiones desde 2018. 

La lucha contra el Nipah es especialmente ardua debido a su periodo de incubación extenso que puede llegar hasta 45 días, un tiempo durante el cual los individuos pueden ser contagiosos sin mostrar síntomas, según informa la OMS. Este dato, sumado a la manifestación rápida y severa de síntomas que incluyen inflamación cerebral y comas, hacen del Nipah un enemigo silencioso y fulminante.

Esta crisis viene a agudizar una situación ecológica crítica en Kerala, donde la degradación del hábitat natural de los murciélagos frugívoros, reservorios naturales del virus, incrementa dramáticamente el riesgo de nuevos brotes. 

En estos momentos críticos, el mundo tiene sus ojos puestos en India, mientras los científicos corren contra el tiempo, buscando terapias y vacunas que puedan ofrecer alguna protección contra este virus que hasta el momento no cuenta con tratamiento específico; solo cuidados de soporte para los infectados.

La carrera contrarreloj para frenar el Nipah se desarrolla en un campo minado de incertidumbres, con herramientas diagnósticas limitadas y un virus capaz de infectar a una amplia gama de hospedadores, lo que dificulta su rastreo y contención. 

La comunidad global debe permanecer vigilante y preparada para enfrentar lo que la OMS ya ha designado como un patógeno prioritario para la investigación y desarrollo urgente, una amenaza latente que nos recuerda la importancia de la prevención y la cooperación internacional para salvaguardar nuestra salud y bienestar común.

Datos y cifras, según la OMS

  • La infección humana por el virus de Nipah tiene manifestaciones clínicas diversas, que van de la infección asintomática (subclínica) a la infección respiratoria aguda y la encefalitis letal.
  • La tasa de letalidad se estima que varía entre el 40% y el 75% de los casos. Esta tasa puede variar según el brote, dependiendo de las capacidades para la vigilancia epidemiológica y la gestión clínica.
  • El virus de Nipah puede transmitirse a los humanos a partir de animales (murciélagos, cerdos), pero también de persona a persona.
  • Los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae son el huésped natural del virus de Nipah.
  • No hay tratamientos específicos ni vacunas para las personas ni los animales. En humanos, el tratamiento consiste en medidas de apoyo.
  • Este virus está en la lista de enfermedades prioritarias del plan de investigación y desarrollo de la OMS.

No es momento de bajar la guardia. Es momento de unión y acción decidida para prevenir una crisis de magnitudes insospechadas.

Y en Colombia no es momento de “jugar” con el sistema de salud y desestabilizarlo. Los colombianos lograron superar el COVID 19, porque contaba con una infraestructura hospitalaria y médica sólida, apoyada, no el cien, sino el 1000 % por el Gobierno,  y aún así la cantidad de muertos, incluyendo los valientes y excelentes héroes guerreros de la salud,  fue muy dolorosa.

Sin embargo, nuestro sistema de  salud no colapsó, logró superar cada crisis que se presentó. Y, no podemos olvidar que esa maratónica gestión también es el motivo de deudas que aún el Estado colombiano tiene con las EPS. 

En Ecuador, por ejemplo para no ir más lejos, los muertos quedaban en las calles y allí permanecían por días, se colapsó hasta sus sistema sanitario. En Colombia fuimos muchos cuidados, en nuestros hogares; tuvimos atención médica especializada. Y si un hospital colapsaba otro lo apoyaba, hubo una gran cadena de amor y solidaridad. No importó la clase social. El SISBEN operó para cada colombiano. Lo importante era: atender, hacernos volver a respirar normal y salvarnos.

Qué no se nos olvide la dura experiencia del “bicho del 19”. 

Las ideas populistas, que destruyen y no construyen, jamás pueden estar por encima de la defensa de la salud, que implica defender la vida misma.