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El poder del voto

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Por: Reynaldo Sierra Hernández – Amesdi Sombra

El próximo 27 de octubre se llevarán a cabo las elecciones regionales en Colombia. En el departamento de Casanare hace cuatro años, ese 25 de octubre se presentó el siguiente panorama electoral: de los 257.951 votantes, sufragaron para la gobernación 193.752, lo que significó que el 75.11% salió a votar bajando ostensiblemente la abstención. En esa oportunidad fue electo como gobernador de Casanare el señor Josué Alirio Barrera Rodríguez del Partido Político Centro Democrático con 85.500 votos por encima de su contendor más cercano que fue Héctor Julio Ramos Prieto del Partido Político Cambio Radical y Opción Ciudadana que mereció el voto de 52.947 ciudadanos. En tercer lugar quedó Lilian Fernanda Salcedo Restrepo con 39.925 votos por el Partido Liberal y Alianza Verde y finalmente Joel Olmos Cordero 1.570 votos por el Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia. Cuatro Candidatos se disputaron el poder del departamento, a diferencia de los 9 candidatos que pretenden ganar las actuales elecciones.

El escenario actual nos dice que en Casanare estamos llamados a votar 289.818 hombres y mujeres en 918 mesas  y 157 puestos de votación.  En este orden de ideas, la responsabilidad que tenemos quienes habitamos esta región del país es enorme frente al reto de decidir el futuro del departamento, pero, ¿Cómo hacemos para que el pueblo tome la decisión de salir a votar en este año 2019 para seguir conservando ese buen nivel de obtención que se evidenció en las pasadas elecciones?

Lamentablemente la gente no reconoce el gran poder que está en sus manos al tener la oportunidad democrática de elegir a sus gobernantes. Terminan primando o influyendo en el voto la intensidad  de las campañas políticas, la demagogia y la amplia carga de mentiras o propuestas utópicas con las que terminan convenciendo a miles de incautas personas, no obstante, que también la intención de voto es manipulada con toda suerte de prebendas por parte de los candidatos que van desde entregar tamales hasta fajos de dinero en efectivo para no dejar rastro.

Recordemos que “el voto es el acto por el cual un individuo expresa apoyo o preferencia por cierta moción, propuesta, candidato, o selección de candidatos durante una votación, de forma secreta o pública”. En Colombia el voto es voluntario y secreto, es decir, no es obligatorio, sin embargo,  en algunos países, como Argentina, tienen sistemas de voto obligatorio, cuyo incumplimiento es una falta administrativa. En Perú el voto es obligatorio en elecciones presidenciales, regionales, municipales y parlamentarias, y su incumplimiento supone una multa. En Uruguay y Bolivia el voto es obligatorio en las elecciones nacionales y departamentales, y su incumplimiento es un delito.

¿Sería bueno y conveniente para nuestra democracia que en Colombia el voto fuera obligatorio? Hay quienes dicen que sí, otros que no, más lo único cierto es que votar es un acto de amor por Colombia y quienes no votan simplemente son los menos llamados a criticar a los gobernantes electos que sufren o se benefician también de las consecuencias de sus buenos o malos gobiernos.

En el país estamos llamados a votar 36.602.752 ciudadanos, 17.725.996 hombres y 18.876.756 mujeres; hagamos lo posible que este 27 de octubre nosotros mismos decidamos el futuro de Casanare y no dejemos que la desesperanza, la pereza, el desconocimiento, la rabia, el desconsuelo o la desconfianza impidan que vayamos todos  a decidir quién merece estar al frente de cada corporación pública, gobernación, alcaldías, Concejos y Asamblea Departamental.

Votar nos hace libres, no hacerlo nos pone al servicio del gobernante que menos sabe o menos queremos.