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¿Un mismo cerebro criminal tras dos atentados políticos? La pista ecuatoriana que une los casos de Uribe Turbay y Villavicencio

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Por Lola Portela

Bogotá y Quito podrían compartir más que tensiones diplomáticas: los recientes hallazgos judiciales apuntan a una posible conexión criminal entre el atentado fallido contra Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial colombiano, y el asesinato del político ecuatoriano Fernando Villavicencio, ocurrido en Quito, el 9 de agosto 2023. La Fiscalía de Colombia ya investiga si detrás de ambos hechos estaría una red transnacional de crimen organizado, con base en Ecuador.

La investigación por el ataque contra Uribe Turbay, perpetrado el pasado 7 de junio en Bogotá, dio un giro inesperado tras la entrega voluntaria de Carlos Eduardo Mora González, conductor del vehículo desde el cual se movilizaban los atacantes. Mora confesó su participación en el crimen y reveló detalles que han abierto nuevas líneas de investigación internacional.

Según su testimonio ante la Fiscalía, la orden para atentar contra Miguel Uribe provino desde Ecuador, de parte de un sujeto identificado como ‘El Churco’, presunto narcotraficante colombiano; radicado en ese país. Este personaje tendría conexiones con el asesinato de Villavicencio y con estructuras criminales como Los Lobos, ya señaladas en investigaciones por su papel en el crimen del candidato ecuatoriano.

Carlos Eduardo Mora también identificó a alias ‘el Costeño’, jefe de una oficina de cobro en Bogotá, como el coordinador del atentado en Colombia. Según su relato, fue este hombre quien entregó el arma al joven sicario que disparó contra Uribe, y quien recibió las instrucciones del ‘Churco’.

Los vínculos con Ecuador no terminan ahí. ‘El Churco’ sería parte de una red más amplia, conocida como ‘La Junta del Narcotráfico’, con supuestas operaciones desde Dubái y lazos con mafias albanesas. Su nombre ya figura en los radares de agencias internacionales, aunque su verdadera identidad sigue siendo un misterio.

Y llama la atención que el presidente Gustavo Petro en una alocución en Colombia, dijo: “La Junta del Narcotráfico, ha intentado atentar contra mi vida. Esta es una multinacional del narcotráfico, que tiene sede en Emiratos Árabes Unidos”. Esa fue la primera vez que los colombianos escucharon el nombre de ésta organización.

Y, a renglón seguido, el mandatario colombiano afirmó: “Cambiar la Fiscalía ha sido la razón de las amenazas. Solicito a las autoridades iniciar la persecución de la Junta del Narcotráfico“.

El caso de Miguel Uribe ha puesto en el centro del debate internacional la creciente influencia de mafias extranjeras en los procesos electorales de América Latina y el uso del sicariato como mecanismo de presión o eliminación política. Las autoridades investigan si estos ataques hacen parte de una estrategia coordinada de desestabilización.

Por su parte, la Fiscalía colombiana, que imputó a Carlos Eduardo Mora por tentativa de homicidio agravado y otros cargos, rechazó la propuesta del presidente Gustavo Petro de crear una comisión internacional para investigar el atentado, similar a la CICIG de Guatemala. La entidad alegó que ya cuenta con los recursos técnicos y científicos para esclarecer los hechos sin intervención externa.

El proceso de Fernando Villavicencio en Ecuador

Las investigaciones que se realizaron en Ecuador confirmaron que el crimen de Fernando Villavicencio fue orquestado por Carlos Angulo, alias “El Invisible”, uno de los líderes del grupo de delincuencia organizada, llamada “Los Lobos”, quien dirigió la operación desde la cárcel de Cotopaxi. Mas de siete personas fueron detenidas y cuatro condenadas por su participación en el magnicidio.

La operación para acabar con la vida y el camino político de Fernando Villavicencio, según las investigaciones de Ecuador, contó con la colaboración de varios miembros de la organización criminal y sicarios extranjeros, en su mayoría colombianos.

Las investigaciones, que se intensificaron tras el magnicidio, desvelaron cómo Carlos Angulo alias #El invisible”, desde su confinamiento, dirigió los movimientos de la banda. A su vez, Laura Castilla, asociada a “Los Lobos”, colaboró directamente en la infiltración de los asesinos al mitin de Villavicencio, vistiéndolos con camisetas del partido del político, según las investigaciones de autoridades en Ecuador.

Y sobre el atentado Ecuador precisó que ese magnicidio fue ejecutado por sicarios colombianos, contratados específicamente para el asesinato. Posteriormente, se registraron varias detenciones relacionadas con los hechos. Entre los apresados, seís colombianos murieron bajo circunstancias violentas; en prisión.

Mientras tanto en Colombia, el grupo disidente Estado Mayor Central de las Farc, liderado por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, negó cualquier vinculación con el atentado, pese a los rumores iniciales.

Los esfuerzos de la Fiscalía y la Policía Judicial se concentran ahora en develar la identidad de ‘El Churco’ y desentrañar la red que podría estar detrás de dos de los hechos más graves de violencia política en la región, en los últimos años.

El atentado contra Miguel Uribe Turbay sacudió el panorama electoral colombiano y encendió las alarmas sobre una posible escalada de violencia política con implicaciones transnacionales.

Y es que el ataque, que dejó gravemente herido a un precandidato electoral colombiano en plena plaza pública, no solo representa un hecho inédito en la última década del país, sino que remite al asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Ecuador, “dos opositores, dos blancos”, nos dice un politólogo y sociólogo de Ecuador consulado. “Ambos casos reflejan una preocupante tendencia regional en la que la violencia irrumpe en los procesos democráticos“.

Organismos internacionales como la ONU y la OEA han condenado el atentado de Miguel Uribe Turbay, y han llamado a garantizar la seguridad de todos los actores políticos. Gobiernos de la región también han expresado su preocupación, advirtiendo sobre los riesgos que estos hechos representan para la estabilidad democrática en América Latina.

Aunque las investigaciones aún están en curso, las primeras hipótesis internacionales apuntan a que detrás del atentado podrían estar estructuras del narcotráfico, redes de delincuencia organizada o incluso sectores radicales con motivaciones políticas.

La falta de claridad sobre los autores intelectuales aumenta la tensión en una campaña ya polarizada, y plantea interrogantes sobre los límites entre la criminalidad común, la violencia política y la penetración de intereses ilegales en los procesos electorales.

¿Es Ecuador el nuevo epicentro del crimen político en América Latina? La respuesta podría cambiar el enfoque de la seguridad regional en los próximos meses.