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La Reforma a la Salud contempla los saberes naturales

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Por Lola Portela

La senadora Piedad Córdoba, a través de una serie de trinos, resaltó la inclusión de la medicina ancestral en el proyecto de Reforma a la Salud, que impulsa el Gobierno nacional, a través de la ministra de Salud, Carolina Corcho.

Se espera un debate en el Congreso frente al tema. Los trinos de Córdoba originaron un debate en “Mañanas Blu”, con Néstor Morales, sobre lo que significa incluir este tipo de conocimientos ancestrales en un proyecto de salud pública, hoy en día.

Por un lado, algunos integrantes de la mesa de trabajo y público en general, en el chat, defendieron la inclusión de la medicina ancestral en el sistema de salud.

Según María Consuelo Araújo, esta práctica es importante para las comunidades indígenas y aborígenes, y su inclusión en el sistema de salud actual podría mejorar la calidad de la atención médica. Y tiene algo de razón, de hecho, en muchas regiones del país se acude en primera instancia a esos saberes. Lo vivimos en el Amazonas, pero también se ha padecido, porque a veces se acude tarde al médico y así se pierden vidas. 

También es cierto que la ministra Corcho está desarrollando un principio constitucional, en cuanto a que la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad y  el artículo 71 dice que el Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país. El Estado promoverá la investigación, la ciencia, el desarrollo y la difusión de los valores culturales de la nación de una manera equitativa”.

Sin embargo, la reforma no precisa la regulación de las prácticas ancestrales. ¿Estaríamos ante la posibilidad de patentar tradiciones, #Medicinaconocimientos de yerbateros y recetas de las abuelas?

No es descabellado, porque el uso de las plantas medicinales desde el campo investigativo, medicinal y legal ha permitido entender cómo las hierbas han hecho parte del patrimonio cultural y los saberes colectivos de los colombianos.

“Los yerbateros” y su dedicación han permitido que este mercado no se extinga. De hecho, en la mayoría de las plazas de mercado se conserva la esencia del oficio, que incluye compartir las prácticas ancestrales que, desde lo natural, contribuyen a que cualquier enfermedad o síntoma mejore.

El crecimiento de la industria farmacéutica en Colombia y su atención a las plantas medicinales, diversas por ser cultivadas en suelo tropical, ha traído consigo retos para el mercado yerbatero y para muchos laboratorios nacionales y extranjeros.

La tradición de las abuelas no tiene límites y las hierbas calentanas, sabaneras, dulces y amargas, siguen aliviando malestares y hasta son condimento o aromatizantes de deliciosos platos de la gastronomía nacional.

Por su puesto que es necesario llenar el vacío legal sobre el consumo y las prácticas de las plantas medicinales, desde el Departamento de Propiedad Intelectual.

En algunas regiones colombianas ya se trabaja, en equipo, entre el médico profesional y el que por tradición con plantas sana su gente. Lo que no se puede aceptar es que se llegue a invalidar el ejercicio profesional de un médico de carrera, por alguien que no lo es.

En la discusión que abrió en redes, hay quienes se muestran escépticos ante la inclusión de la medicina ancestral en la reforma a la salud.

Y es que algunos argumentan que la medicina tradicional tiene limitaciones y que la medicina natural no ha sido suficientemente estudiada para determinar su efectividad. Otros señalan que la medicina ancestral puede ser peligrosa, si no se practica de manera adecuada y que es necesario establecer requisitos académicos y de experiencia para quienes la practican.

“¿Cómo tiene usted un título académico de todos, de yerbatero, de sobandero, de tegua, de lo que usted quiera?”, se preguntó Felipe Zuleta, en Blu Radio.

En el público tampoco faltó quienes vieran la propuesta como la oportunidad que abre el Gobierno Petro, para cambiar los médicos colombianos por cubanos.

Esta es una de las tantas discusiones que puede tener la Reforma a la Salud, si es que logra salir ilesa de la Comisión Séptima. Sin duda, está en juego la vida de los colombianos, y el proyecto de tiene mucho de improvisación. Y es que tercamente tampoco incluye las observaciones que le han hecho los partidos que hoy se oponen a darle viabilidad ni siquiera en el Congreso.

Mejorar, no acabar, con el sistema actual es lo que la mayoría de los colombianos, sin voz directa, desean. Se espera que los Congresistas que tienen en sus manos el decidir, lo hagan, pero con total responsabilidad y de cara al pueblo.

El país no desea “aguaitas tibias” para el dolor, Colombia entera necesita regionalmente estar a la vanguardia en lo que la ciencia y las tecnologías, globalmente, tienen en materia de salud.  Invertir en la investigación y unir todo ese conocimiento ancestral con la ciencia. Mejor dicho Ir hacia adelante, no regresar al pasado.