Por Lola Portela
El presidente colombiano Gustavo Petro se sumó —tarde, sin entusiasmo y ardido— a las reacciones mundiales por el Nobel de Paz otorgado a la líder opositora venezolana María Corina Machado. Lo hizo con un escueto mensaje en redes sociales en el que, además, cometió un grave desliz: felicitó también a Wangari Maathai, la keniana que recibió el mismo premio en 2004 y que falleció hace 14 años.
“Felicito a Wangari y a María Corina por sus premios nóbeles. Wangari ha luchado por defender la vida en el planeta ante la crisis climática. De María Corina espero que ayude a que su país consiga el diálogo para mantener la paz”, escribió Petro en su cuenta de X (antes Twitter), tres horas después de que la noticia dominara los titulares globales desde Oslo.
El mensaje sorprendió no solo por su frialdad, sino por el error histórico. Wangari Muta Maathai, activista ambiental y pionera política en Kenia, murió en 2011. Su lucha, ampliamente reconocida por la comunidad internacional, le valió el Nobel de la Paz en 2004 “por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz”, como lo recuerda el sitio oficial del Premio Nobel. Fue, además, la primera mujer africana en recibir este galardón y una figura clave en la oposición al régimen de Daniel Arap Moi.
Aunque Petro no erró al citar su legado, sí lo hizo al incluirla como si hubiera sido reconocida este año, junto a María Corina Machado.
La líder venezolana fue distinguida “por su incansable trabajo de promoción de los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela, y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, según el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes. En su declaración, Frydnes calificó a Machado como “uno de los ejemplos más extraordinarios del coraje civil en América Latina en tiempos recientes”, destacando su rol como figura unificadora dentro de una oposición históricamente fragmentada.
“Pese a enfrentar serias amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una elección que ha inspirado a millones”, añadió el comité, aludiendo a la crisis prolongada bajo el régimen de Nicolás Maduro.
Machado, de 58 años, se ha convertido en la principal voz de resistencia al gobierno de Nicolás Maduro, quien asumió el poder en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez.
El comité destacó su papel durante la elección presidencial de julio de 2024. En dicho proceso electoral, la oposición afirmó haber obtenido una victoria en las urnas, pero los resultados fueron desconocidos por el oficialismo, que nunca presentó pruebas de su supuesta victoria.
El galardón, para muchos, representa una condena directa al gobierno venezolano, al que Gustavo Petro se ha negado sistemáticamente a criticar. Incluso después de que Machado y Edmundo González vencieran en las presidenciales de 2024 —una elección que buena parte de la comunidad internacional reconoció como legítima— el presidente colombiano ha evitado avalar públicamente el resultado.
En su lugar, Petro ha condicionado su reconocimiento a un imposible: que Maduro muestre “la totalidad de las actas” electorales, un paso improbable en el contexto actual, donde hay pruebas serias sobre la transparencia del proceso, por parte de la dictadura.
El Nobel otorgado a María Corina Machado, junto con el reciente acuerdo entre Israel y Hamás, pone en entredicho el discurso internacional de Petro, que ha girado en torno al respaldo a gobiernos cuestionados por violaciones de derechos humanos. Su silencio o ambigüedad sobre la situación venezolana ha sido interpretado como una defensa tácita del régimen de Nicolás Maduro, con el que Gustavo Petro mantiene relaciones estrechas, incluida la creación de una zona binacional para el manejo fronterizo.
La postura del mandatario colombiano contrasta con la reacción global al Nobel de Paz, considerado por analistas y observadores como un mensaje rotundo a la dictadura venezolana. María Corina Machado ha logrado mantenerse como símbolo de resistencia pacífica dentro de un país que, según el Comité Noruego, ha pasado de ser “próspero y relativamente democrático a un Estado brutal y autoritario”.
El gesto mezquino por parte de Gustavo Petro, la omisión de entusiasmo y la confusión con una laureada fallecida dejan en evidencia su incomodidad ante un reconocimiento que desafía frontalmente a uno de sus aliados más cuestionables en la región, y por el cual tienen un alto precio, desde los Estados Unidos.
María Corina Machado reaccionó en su cuenta X, con el siguiente mensaje: “Este inmenso reconocimiento a la lucha de todos los venezolanos es un impulso para concluir nuestra tarea: conquistar la Libertad. Estamos en el umbral de la victoria y hoy más que nunca contamos con el Presidente Trump, el pueblo de los Estados Unidos, los pueblos de América Latina y las naciones democráticas del mundo como nuestros principales aliados para lograr la Libertad y la democracia. Venezuela será libre!”.
Edmundo González se expresó así: “¡Nuestra querida María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025! Merecidísimo reconocimiento a la larga lucha de una mujer y de todo un pueblo por nuestra libertad y democracia. ¡La primer Nobel de Venezuela! ¡Enhorabuena @mariacorinaya, Venezuela será libre!”.
Y María Fernanda Cabal, la líder colombiana y precandidata presidencial le dice: “Merecido reconocimiento a
@MariaCorinaYA quien ha trabajado por la libertad de su pueblo. A ella felicitaciones y todo el apoyo a su trabajo por regresarle la democracia a Venezuela”.
“Dios mío… No tengo palabras”, fue la primera reacción de Machado al recibir la noticia que había sido galardonada con el prestigioso premio.
“Este es el logro de un movimiento, de una sociedad. Ciertamente no merezco un premio así, pero lo recibo con humildad y agradecimiento en nombre del pueblo de Venezuela”, señaló Machado en conversación con Kristian Berg Harpviken, presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de Paz.
