Por Lola Portela
El expresidente Álvaro Uribe lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro tras los disturbios ocurridos durante las movilizaciones pro Palestina del pasado 7 de octubre en Colombia, especialmente en Medellín, donde se registraron hechos de vandalismo contra comercios. A través de su cuenta en la red social X (antes Twitter), Uribe acusó al actual jefe de Estado de incentivar estas manifestaciones, que en varias ciudades del país terminaron con alteraciones al orden público.
“Si el Gbno promueve el vandalismo, con marchas como disimulo, y además impide que la Fuerza Pública proteja a las personas, bienes privados y públicos, la ciudadanía se sentirá forzada a defenderse”, afirmó Uribe en su publicación, que, como era de esperarse, causó un remezón en las plataformas digitales; en especial de los que, como él, también apuntaron a Petro.

El exmandatario también señaló que, a su juicio, Petro ya habría utilizado estrategias similares en el pasado. “El Pte Petro en el pasado tuvo éxito con la promoción el vandalismo, ahora siembra ánimo ciudadano de defenderse y una escalada de confrontación que nadie sabe su alcance”, advirtió.
Uribe fue más allá al definir lo que considera una respuesta adecuada del Estado: “Se necesita un gobierno que respete la protesta, evite el vandalismo, con todo el peso de la autoridad. El presidente Petro no podrá repetir sus hazañas de destrucción”.

Según cifras manejadas por entidades oficiales, las protestas en la capital contaron con al menos 4.500 participantes y algunos incidentes vandálicos en puntos estratégicos. De hecho, la jornada dejó bloqueos viales, daños a iglesias y establecimientos comerciales, así como a la infraestructura pública y al sistema de transporte.

Mientras tanto, en Medellín, donde participaron cerca de 400 personas, se registraron afectaciones a locales de comida rápida. “A estos grupos le llamaban en la Alemania Nazi y en la de Italia de Mussolini: grupos de acción directa: son Nazis, pero la justicia no los persigue”, expresó Petro en su perfil de X, frente a lo acontecido en suelo antioqueño, en el que fue necesaria la intervención de miembros de la Secretaria de Gobierno, que por instrucción del alcalde Federico Gutiérrez tuvieron que intervenir.
“En Medellín no toleramos la violencia y el vandalismo disfrazado de ‘buenas intenciones’. Desde el año pasado lo vengo advirtiendo. Petro quiere volver a incendiar a Colombia. Necesitamos que las instituciones preserven el orden y la libertad”, expresó por su parte el mandatario local, que le salió al paso a los señalamientos del presidente, que lo señaló de reprimir a la juventud.

Entretanto, en otras ciudades, como Cali y Barranquilla, se reportaron movilizaciones de menor escala, con incidentes aislados y sin mayores alteraciones del orden público.

Las marchas resultaron ser nada pacíficas, sino con resultados de afectación para las ciudades y dueños de locales. ¿Quién paga o repara esos daños a la propiedad privada y los vienes públicos? Una respuesta que nadie responde, porque los manifestantes siempre cubren su rostro, como si fueran delincuentes recurrentes o expertos en armar el caos y dar la cara.

Y la del 7 de octubre fue una marcha pro Palestina, en la fecha del horror de Hamás en Israel, vista por la mayoría como “un homenaje al terrorismo de Hamás”.