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Precandidatos presidenciales intensifican pauta en redes, pero María Fernanda Cabal lidera sin invertir

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Por Lola Portela

A medida que se calienta el ambiente político rumbo a las elecciones presidenciales de 2026, las redes sociales se consolidan como uno de los principales canales de comunicación entre los precandidatos y la ciudadanía. No obstante, recientes informes revelan contrastes significativos en las estrategias digitales de las figuras que aspiran a ocupar la Casa de Nariño.

Un estudio conjunto de las firmas Guarumo y EcoAnalítica sobre los gastos en publicidad digital en Facebook e Instagram, muestra que varios precandidatos han destinado sumas millonarias en los últimos 30 y 90 días para posicionar sus nombres y propuestas en el escenario digital. Sin embargo, destaca un hecho notable: la única precandidata que no ha invertido en pauta es también la más visible en redes sociales.

Millonarias cifras en pauta

De acuerdo con los datos correspondientes a los últimos 90 días, Juan Carlos Pinzón encabeza el listado con una inversión de $273.331.526 pesos colombianos, seguido de cerca por Miguel Uribe Londoño, con $202.750.504. A ellos les siguen otros nombres como Vicky Dávila ($97.538.039), Mauricio Cárdenas ($97.736.562), Mauricio Lizcano ($72.295.447), Felipe Córdoba, Juan Guillermo Zuluaga, y Germán Vargas Lleras, todos con cifras considerables en pauta pagada.

El mismo patrón se repite al analizar el gasto en los últimos 30 días, aunque con variaciones en el orden: Miguel Uribe Londoño lidera el ranking mensual con más de $179 millones, seguido por Pinzón ($126 millones) y Dávila ($44 millones). La tendencia evidencia una fuerte apuesta de los precandidatos por la promoción digital, que ya es considerada una herramienta esencial en toda campaña electoral.

Un análisis complementario, basado en los datos oficiales de Meta (Facebook e Instagram), revela los movimientos más recientes de los precandidatos durante la última semana:

  • Miguel Uribe Londoño lidera el gasto semanal con $81.5 millones de pesos distribuidos en 107 anuncios.
  • Juan Carlos Pinzón invirtió $30 millones en 39 anuncios.
  • Héctor Olimpo destaca por el volumen: con $17.3 millones de pesos, publicó 243 anuncios, lo que evidencia una estrategia de microsegmentación altamente intensiva.

Otros participantes como Juan Guillermo Zuluaga, Vicky Dávila, Paola Holguín y Paloma Valencia muestran cifras más moderadas. En el caso de Paloma Valencia, el gasto fue mínimo: apenas $186.689 pesos en 12 anuncios, lo que podría interpretarse como una campaña aún en fase inicial.

También llama la atención la aparición de páginas asociadas a movimientos o equipos de campaña, como “Fuerza Miguel” y “Movimiento Valientes”, que actúan como extensiones de las campañas principales.

El caso Cabal: sin pauta, con liderazgo

Pese al incremento generalizado en el gasto en redes, María Fernanda Cabal —senadora y precandidata presidencial del Centro Democrático— no figura en ninguno de los informes de inversión en pauta. Aun así, diversos estudios de opinión la ubican consistentemente entre los primeros lugares en intención de voto y posicionamiento digital. Su visibilización aumenta, cada día, desde que anunció que se lanzaría a la presidencia.

Analistas destacan que Cabal ha construido una comunidad orgánica sólida a través de un discurso contundente, directo y altamente ideológico, pero también es el resultado de un trabajo desarrollado de forma constante, y sin cambiarse ni de partido, ni vender sus principios, pues su vida emana coherencia en lo personal, profesional y en su visión de país. Además, su presencia frecuente en medios, su participación activa en debates de coyuntura y su estilo directo le han permitido alcanzar altos niveles de interacción en redes sociales, sin recurrir a estrategias de pago.

¿Pauta vs. influencia orgánica?

El contraste entre la alta inversión de varios precandidatos y la ausencia total de pauta en el caso de María Fernanda Cabal plantea una pregunta clave: ¿es indispensable pagar publicidad para tener presencia efectiva en redes?

Expertos en comunicación política advierten que, aunque la pauta ayuda a amplificar mensajes y ganar visibilidad, no garantiza necesariamente la conexión con el electorado. “El contenido auténtico y la capacidad de generar conversación orgánica siguen siendo factores determinantes. En el caso de la Cabal, su audiencia actúa como multiplicadora de su mensaje”, explica un consultor en estrategia digital, externo a su campaña.

Proyecciones

A medida que avance la campaña presidencial, se espera que las cifras de inversión en redes continúen aumentando. Las plataformas digitales no solo permiten segmentar audiencias y medir resultados en tiempo real, sino que también representan una vía directa de comunicación con los votantes, especialmente los más jóvenes.

No obstante, el fenómeno Cabal podría marcar un precedente sobre la efectividad de las redes sociales en campañas políticas: no siempre se trata de cuánto se invierte, sino de qué tan potente y resonante es el mensaje que se transmite.

Los datos de Meta y los estudios de Guarumo y EcoAnalítica muestran con claridad que la carrera presidencial ya se disputa intensamente en el terreno digital. Aunque algunos precandidatos apuestan fuerte por la publicidad paga, María Fernanda Cabal desafía esa lógica con una campaña 100 % orgánica que le da resultados, por su personalidad, propuestas y un discurso no inventado, más bien visionario. María Fernanda Cabal conoce a Colombia y sus necesidades; lo ha recorrido. Y además, ha alertando a los colombianos sobre la amenaza que esta encima, aunque no se quiera ver y el pueblo siga en modo fútbol y fiestas. Con su ensayo “La democracia en peligro” María Fernanda Cabal muestra la ruta de lo que está sucediendo desde que el comunismo abandonó la toma del poder por las armas en Latinoamérica y en Colombia. Por eso, uno de los desafíos a los que le apunta es: “salvar la democracia de Colombia, porque esta en peligro”.

No es secreto que en Colombia se vive una creciente polarización y ahora se evidencia una transformación digital del discurso político, el caso Cabal podría marcar un punto de inflexión en la forma de hacer campañas en Colombia.