Por Lola Portela
El presidente Gustavo Petro volvió a generar controversia en redes sociales durante la madrugada del lunes 6 de octubre, al responder desde su cuenta de X a las críticas de la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal, quien compartió una columna de opinión que lo señala de actuar como un “insurgente”.
Lejos de rechazar la etiqueta, Petro respondió dando la razón a la crítica: “Por fin dio en el blanco. Colombia tiene un presidente que es un revolucionario de verdad, es decir, un emancipador (sic)”, escribió el mandatario en su red social, reafirmando que se considera el primer presidente “revolucionario” del país.

Y la precandidata presidencial le respondió “¿Emancipador? Los colombianos necesitamos liberarnos, sí… pero de quienes alguna vez escogieron las armas en lugar de las ideas. No veo dónde está el orgullo de haber pertenecido a un grupo criminal como el M-19, los autores de la toma al Palacio de Justicia y el secuestro, tortura y asesinato del sindicalista José Raquel Mercado”.
La afirmación de Petro fue una reacción directa a la columna de la periodista Diana Saray Giraldo, difundida por Cabal. En el texto, publicado por la revista Semana, la autora sostiene que el jefe de Estado nunca ha dejado atrás su pensamiento insurgente ni ha asumido del todo el rol institucional que implica su cargo.
“Jamás dejó de pensar como un ideólogo de izquierda; nunca pudo hacer la transición de opositor de gobierno a presidente de la república”, escribió Saray, quien también recordó que Petro inició su vida en la insurgencia hacia 1977 como miembro del M-19, vivió en la clandestinidad, fue encarcelado por 18 meses y se desmovilizó tras la firma de paz con el gobierno de Virgilio Barco en 1990.
La columnista sostuvo que, a pesar de su recorrido democrático, Petro “tiene una necesidad profunda de subvertir el orden establecido. Necesita el caos. No le importa que la dignidad de su cargo encarne la unidad nacional y que ser presidente le implique ser la cabeza de una nación, sin importar la orientación política de sus habitantes”.

Saray argumentó que el mandatario no ha comprendido la magnitud del impacto de sus palabras y decisiones. “Envuelto en su sueño de rebelde libertario, el presidente muestra cada vez más un mesianismo delirante, en el que él mismo se ve como un líder mundial que liberará al pueblo palestino”.
En ese contexto, criticó sus recientes decisiones en política exterior, como la expulsión de la delegación diplomática israelí en Colombia, su discurso contra el gobierno de Estados Unidos en Nueva York, y el uso de redes institucionales para promover el hashtag #PetroLíderMundial. También lo acusó de instar al Ejército colombiano a alzarse contra su comandante en jefe en territorio extranjero.
“¿No es ese acaso el actuar de un insurgente y no el de un presidente de la república?”, cuestionó Saray en su columna.
La periodista también relacionó estas acciones con las consecuencias diplomáticas recientes, como la descertificación de Colombia por parte del gobierno estadounidense y la cancelación de visas a varios altos funcionarios del gobierno Petro, entre ellos los ministros de Minas e Igualdad, la canciller Rosa Villavicencio, el director del Dapre, el ministro de Hacienda, el secretario jurídico de Presidencia y la superintendente de Industria y Comercio.
“A ninguno de ellos les importó que Estados Unidos sea el principal socio comercial de Colombia y que no tener visa signifique cerrar la posibilidad de negociaciones para temas trascendentales para el país. Obraron como súbditos de un emperador y no como altos mandatarios de un Gobierno que trabaja por un país”, sentenció Saray.
Finalmente, la columnista criticó la postura del mandatario en derechos humanos, al señalar que condena la violencia en Palestina, pero “guarda absoluto silencio frente a la guerra infame que desplegó Vladímir Putin contra Ucrania”, y cuestionó su cercanía con el régimen de Nicolás Maduro, pese a la situación de “los 38 colombianos que hoy son presos políticos en Venezuela”.