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La estrategia de la sombra: ¿buscan debilitar a María Fernanda Cabal desde el dolor?

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Por Lola Portela

La viuda de Miguel Uribe Turbay acusa a la senadora de amenazarla durante la velación del político asesinado. ¿Testimonio desde la herida o jugada para frenar a una presidenciable en ascenso?

El duelo, en política, puede ser un terreno fértil para narrativas que buscan capitalizar el dolor y debilitar al adversario. Colombia está siendo testigo de un caso que condensa esa lógica: María Claudia Tarazona, viuda del asesinado senador Miguel Uribe Turbay, acusó públicamente a la congresista y precandidata presidencial María Fernanda Cabal de haberla amenazado durante la velación del político, en el Capitolio Nacional.

En una entrevista con Noticias RCN, Tarazona reveló un supuesto encuentro con Cabal, en el que la senadora, portando un micrófono en su camisa, le habría lanzado una frase inquietante: “Tú no conoces Colombia, tú no sabes cómo es este país”. Una afirmación que, según ella, interpretó como una advertencia para que no se metiera en política.

“Me hablaba cerquita, y yo le decía: ‘María Fernanda, tengo a mi esposo aquí atrás, está en un cajón. Me lo mataron por hacer política’”, relató Tarazona.

La entrevista, profundamente emocional, sacudió las redes sociales y encendió el debate: ¿fue Cabal insensible y amenazante? ¿O estamos ante una narrativa tejida desde el dolor, pero que termina beneficiando políticamente a otros?

La respuesta de Cabal: respeto, sorpresa y contexto

Ante la polémica, María Fernanda Cabal respondió rápidamente y con tono firme. A través de un comunicado, aclaró que sí llevaba un micrófono ese día, pero no por intención de grabar a la viuda, sino por su rutina habitual en el Congreso.

“Con todo respeto y con sentimiento de solidaridad por la señora María Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe Turbay, me permito aclarar a la ciudadanía que:
En efecto, cuando me acerqué a saludarla llevaba un micrófono adherido a mi camisa como habitualmente lo hago para atender a los medios de forma permanente en Comisión y Plenaria, pues había realizado una grabación previamente.”

Cabal sostuvo que asistió a la velación por consideración y respeto hacia Uribe Turbay, con quien mantuvo una relación de “emulación política” y diferencias conocidas, pero también principios compartidos.

“Estoy muy extrañada porque ella fue muy amable conmigo por estar atenta a la situación de Miguel.
Quiero reiterar, con total transparencia, que ningún comentario que haya sido transmitido por la señora María Claudia provino de mí.”

La senadora cerró su declaración con una frase que apunta al núcleo del asunto:

“Colombia me conoce y sabe que mi compromiso está en trabajar con honestidad por el país.”

¿Quién gana con esta denuncia?

La pregunta no es menor. María Fernanda Cabal lidera en intención de voto dentro de su sector, tiene una presencia arrolladora en redes sociales y ha consolidado un electorado firme, particularmente en el ala más crítica del gobierno y del centrismo tibio. Es, para muchos, la figura más fuerte del uribismo hoy.

La irrupción de esta denuncia, sin pruebas contundentes, pero con una poderosa carga emocional, coincide con un momento de aceleración en su campaña. La acusación no solo desvía la atención de sus propuestas o de su trabajo legislativo, sino que instala una sombra de duda sobre su carácter, su humanidad y su ética.

María Claudia Tarazona, por su parte, aparece por primera vez como figura pública con discurso propio. ¿Se trata de una expresión genuina de dolor o de una estrategia cuidadosamente dosificada para lanzar su nombre en el tablero político? Hay sectores que ya especulan sobre un posible interés de lanzarla como figura independiente o de recoger capital simbólico para una agenda futura.

Sin pruebas, pero con narrativa

Uno de los elementos más delicados de este caso es que la falta evidencia. Una grabación del Congreso, muestran una armonía en la señora Tarazona, con la Senadora Cabal, quien visiblemente sólo le da el pésame, rodeada de centenares de personas. No hay testigos públicos que respalden las palabras de Tarazona. La supuesta amenaza se reduce a una interpretación subjetiva de una frase ambigua. Y sin embargo, en política —y más aún en redes— eso puede ser suficiente.

La lógica es clara: no se necesita demostrar que alguien es culpable, basta con instalar la duda. Lo emocional se impone a lo factual, y lo simbólico —una mujer en duelo enfrentando a una mujer poderosa— tiene un impacto y un daño tremendo.

¿Una jugada para fracturar al uribismo?

Este episodio no solo tensiona la imagen de Cabal, sino que puede tener efectos internos en su partido. El asesinato de Miguel Uribe Turbay ya dejó un vacío político dentro del Centro Democrático. Su padre, Miguel Uribe Londoño, tomó el lugar en la campaña. Pero con esta denuncia, la posibilidad de una fractura interna o de un ala “moderada” que empiece a distanciarse de Cabal puede tomar fuerza.

El momento es oportuno para los adversarios de María Fernanda Cabal: ella está en la cima de la conversación digital, con fuerte respaldo popular, pero también con alto nivel de rechazo en sectores moderados. La denuncia podría estar diseñada para agrietar esa base.

Conclusión: el duelo como campo de batalla político

El asesinato de un político, el dolor de su familia, el respeto institucional de una colega, y una frase ambigua interpretada como amenaza: todos los elementos de esta historia tienen valor simbólico y político.

La pregunta de fondo sigue vigente: ¿buscan debilitar a María Fernanda Cabal desde el dolor ajeno? ¿Es esta una estrategia de desgaste emocional para minar a la figura más consolidada del uribismo?

Lo cierto es que el camino a la Casa de Nariño ya no se libra solo en plazas públicas o debates ideológicos, sino en el terreno más volátil y peligroso de todos: la emoción pública.