Por Lola Portela
La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal destapó un nuevo caso de despilfarro del Gobierno Petro: la embajada recién inaugurada en Haití ya le cuesta al país más de $3.600 millones al año, una cifra desproporcionada si se tiene en cuenta que en ese país apenas residen 73 colombianos.
Según la investigación publicada por Cabal bajo el hashtag #PetroEmbajada, la apertura de la sede diplomática significó un desembolso inicial de USD 597.800 (unos $2.401 millones), a lo que se suma un mantenimiento proyectado de USD 304.280 (equivalentes a $1.222 millones). En total, más de $83 millones mensuales, lo que equivale a gastar más de $1 millón cada mes por cada connacional en Haití.
El contraste resulta indignante:
- Población colombiana en Haití: apenas 73 personas, la mayoría adultos (40) y adultos mayores (19).
- Funcionarios diplomáticos enviados: 4, casi el mismo número que los adolescentes, jóvenes e infantes residentes en Haití (14).
- Costo mensual de operación: $83.355.676, suma suficiente para financiar programas sociales en varias regiones del país.
Gustavo Petro dirige recursos a un país que no representa un interés real para los ciudadanos. Más parece que se busca un enlace “diplomático” con territorios controlados por el crimen organizado que una verdadera política exterior.

La verdad es clara: Colombia no necesita una embajada en Haití, la necesita e impone Gustavo Petro. Y la pagan, como siempre, los colombianos de a pie. En ese sentido también preocupa la situación económica y de inseguridad de Haití.
Y es que las pandillas y otras redes criminales de Haití han ganado poder e influencia después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, que sigue sin resolverse. La falta de un liderazgo político legítimo en el país, junto con el deterioro de su situación de seguridad, han llevado a algunos expertos a advertir que los problemas de delincuencia interna de Haití podrían tener impactos a largo plazo en toda la región.

Haití es uno de los 16 países soberanos del Caribe. Ocupa el tercio occidental de la isla de La Española, junto con República Dominicana, ubicada al este. Al oeste, a través del Paso de los Vientos, se encuentran Cuba y Jamaica. Al norte se encuentran las Islas Turcas y Caicos, las Bahamas y el estado de Florida, Estados Unidos.
Las porosas fronteras marítimas y terrestres del país, y su proximidad a Estados Unidos, lo convierten en un punto ideal para el tránsito de drogas, las cuales llegan en aviones y barcos desde Colombia y Venezuela, o por tierra desde y hacia República Dominicana. Puestos de control fronterizo abandonados, pistas de aterrizaje clandestinas, aeropuertos, puertos marítimos y muelles escondidos a lo largo de la extensa costa del país, han facilitado por mucho tiempo el trasiego de drogas a través del país.

Las bandas criminales en Haití y Jamaica están involucradas en un tráfico letal: el intercambio de armas por marihuana.
Lanchas cargadas hasta con 3.000 libras de marihuana zarpan de la costa de Jamaica y cruzan el Caribe a toda velocidad hasta el vecino Haití, donde se canjean las drogas por pistolas y armas de asalto de alto poder. Las lanchas regresan con las armas de fuego, que luego se venden por partes o al por mayor.

Como parte de los avances en cooperación bilateral: “Colombia se comprometió a formar entre 700 y 1.000 jóvenes haitianos que integrarán el Ejército de su país, con el objetivo de fortalecer las capacidades de defensa nacional y contribuir a la estabilidad regional”, cabe la pregunta: ¿por qué el gobierno colombiano no se ocupa de fortalecer el Ejército y la Policía colombiana como le corresponde?.
El presidente Gustavo Petro, también se refirió a los avances de la cooperación agrícola y de soberanía alimentaria entre Colombia y Haití. El Gobierno Colombiano, a través del Fondo de Cooperación y Asistencia Internacional (FOCAI), realizó una donación de 300 mil dólares en asistencia humanitaria al pueblo haitiano, para adquirir plántulas de yuca y otros productos agrícolas.
Y en ese contexto Colombia recibió a 18 funcionarios del ministerio de agricultura de Haití en el programa ‘Intercambio de Experiencias sobre Buenas Prácticas Agrícolas para la Seguridad Alimentaria entre Haití y Colombia’.

“Siempre la Gran Colombia y Haití, juntarán sus banderas entrelazadas por la libertad del ser humano”, escribió el presidente Petro sobre esta alianza que ahora seguirá con una visita de 52 jóvenes haitianos para el aprendizaje de emprendimientos agrícolas.
La colaboración entre países es muy válida, pero cuando hay cómo. Por eso, es pertinente la investigación de Cabal, porque es insólito que mientras el gobierno insiste en una nueva reforma tributaria para sacar más dinero del bolsillo de los ciudadanos, el presidente Gustavo Petro siga gastando como si Colombia fuera potencia petrolera.
Cada peso que se va en este tipo de embajadas innecesarias es un peso menos para seguridad, salud, educación y vivienda, que son las verdaderas prioridades de los colombianos y deberían ser las de Gustavo Petro, como presidente.