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El candidato impuesto: ¿respaldo real de la familia Turbay o una bandera prestada?

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Por Lola Portela

El lanzamiento de Miguel Uribe Londoño como candidato presidencial del Centro Democrático el pasado 26 de agosto estuvo rodeado de solemnidad, dolor y un discurso cargado de simbolismo. El dirigente de 72 años convirtió la tragedia del magnicidio de su hijo, Miguel Uribe Turbay, en la plataforma política de su campaña. Sin embargo, el acto dejó más preguntas que certezas sobre la legitimidad de su candidatura y el verdadero respaldo con el que cuenta.

¿El aval de la familia Turbay o una apropiación simbólica?

El comunicado oficial del partido Centro Democrático, publicado el 22 de agosto, justificó la entrada de Uribe Londoño al proceso presidencial en nombre de la familia Turbay. El texto afirmaba que “El señor Uribe Londoño expresó que la familia de Miguel Uribe Turbay decidió por unanimidad que fuera él quien entrara al proceso de selección del candidato presidencial del Partido Centro Democrático en ausencia de su hijo” .

No obstante, en el evento de proclamación no apareció ningún representante de esa familia. Ni hermanos, ni tíos, ni figuras políticas ligadas al apellido Turbay se hicieron presentes para ratificar públicamente ese supuesto consenso. La ausencia de Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe, también generó interrogantes sobre la solidez íntima de la proclamación.

¿Representa Miguel Uribe Londoño realmente a la familia Turbay o está tomando sus banderas sin un respaldo explícito? La contradicción entre lo afirmado en el boletín y el vacío en el escenario aviva esa duda, entre la opinión pública.

Un candidato que se impuso sin proceso

El Centro Democrático viene trabajando hacia el 2026, mediante debates, foros, encuentros, propios de su manera de hacer política. El ingreso de Uribe Londoño se presentó como una incorporación a ese proceso. Sin embargo, en apenas cuatro días se pasó de la narrativa de “precandidato en igualdad de condiciones” a la proclamación directa de un candidato único.

Su propio discurso deja dudas: “Hoy anuncio: me entrego por completo a esta causa (…) No es una decisión personal, es un mandato de nuestro partido”

Los militantes y la opinión pública se preguntan si el padre de Miguel Uribe se saltó  el proceso planteado en el comunicado. O si se trata de  la imposición de una candidatura justificada en el duelo.

¿Un candidato de Uribe o un candidato por cuenta propia?

Otro interrogante es el rol que jugará Uribe Londoño frente a Álvaro Uribe Vélez y el resto de precandidatos que ya venían recorriendo el país. Hasta ahora, todos ellos —mucho más jóvenes— han trabajado bajo la sombra y dirección del expresidente, aceptando el costo político y la disciplina del partido.

Uribe Londoño, en cambio, habló desde un lugar distinto: el del sacrificio personal y la “obligación moral” de levantar una bandera. Sus palabras lo proyectan más como un líder independiente que como un militante dispuesto a someterse al ritmo de la maquinaria uribista.

Con 72 años, ¿será capaz de asumir la misma dinámica de recorridos, debates y disciplina partidista que se le exige a los demás precandidatos? ¿O su discurso apunta a una candidatura que, aunque lanzada desde el Centro Democrático, busca caminar por cuenta propia?

En conclusión, la proclamación de Miguel Uribe Londoño abrió más dudas que certezas. Sin el respaldo explícito de la familia Turbay en el acto, con un proceso que pareciera se saltaría las reglas  internas, y con un discurso que lo proyecta como figura independiente, queda en el aire si se trata de un candidato del Centro Democrático o de un proyecto personal envuelto en el dolor.