Por Lola Portela
¡Los están matando! es la carátula del Heraldo que hoy rinde un homenaje a los miembros de las Fuerzas Públicas as3sin4dos. El país siente que están absolutamente indefensos, “hay impotencia porque se percibe que aún no se están tomando las medidas necesarias”, afirmó Erika Fontalvo, la directora de El Heraldo, de Colombia.
“Es una reflexión para el país, un llamado de atención. Colombia lleva 15 días viendo caer a la Fuerza Pública. Aún en los descansos, sentados con sus hijos, estando con sus esposas los atacan”. explica la directora del periódico, en una entrevista para La FM.
Y es que algunas de las víctimas han sido acribilladas en sus casas, estando fuera de servicio y de cualquier situación de combate. “Están llegando al seno del hogar, de la casa. Un estado de indefensión donde nuestros hombres están seguros, y se sienten con sus familias tranquilos”, indicó el coronel Elkin Corredor, comandante de la Policía de Córdoba, a varios medios de comunicación.

¿Cuáles son las medidas que se están tomando desde el Gobierno nacional para protegerlos? Hay angustia, miedo, en sus familias, en ellos mismos, y la decisión es dejarles llevar su arma de dotación a casa. El director de la Policía, general Carlos Triana, ordenó en la noche del martes 29 de abril, a los uniformados mantener armas de dotación en casas para defenderse de la amenaza del Clan del Golfo.
Ya que como medida de “protección” la Policía Nacional anunció que para hacer frente al “plan pistola”: uniformados podrán portar armas de dotación en sus casas. ¿Es suficiente? frente al asesinato sistemático de uniformados de la fuerza pública en diferentes departamentos del país.

La situación es alarmante. ¡Los están matando! La Fuerza Pública esta bajo ataque. Precisamente en las últimas 24 horas se contabilizaron en la región del Caribe cuatro muertos y una persona herida, tras casos reportados en Palermo, Magdalena; Cartagena, y en tres poblaciones de Córdoba.
Y es que, en los últimos 15 días, Colombia ha sido escenario de una escalada alarmante de violencia contra miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, Asesinatos y ataques a estaciones, puestos de control, batallones, patrullas, son atribuidos a grupos armados ilegales como el ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo. Estos hechos no sólo reflejan una grave crisis de seguridad, sino también una amenaza directa a la política de “paz total” promovida por el gobierno del presidente Gustavo Petro.

En menos de 24 horas, 27 uniformados de la fuerza pública han sido asesinados en el país, entre ellos, 17 policías. El Clan del Golfo también está detrás de los ataques contra las autoridades en diferentes departamentos del país, especialmente en la Costa Caribe.
Y es que desde el 5 de abril, con la muerte de alias “Chirimoya”, se desató mayormente ésta oleada de violencia. Y se activó lo que llaman “Plan Pistola”, donde no respetan ni su hogar. No es sólo el ataque a las estaciones. Los buscan en sus lugares de descanso, aún en sus hogares. Los tienen ubicados.

José Miguel Demoya Hernández, conocido como alias Chirimoya, señalado como el quinto cabecilla del grupo armado Clan del Golfo, fue abatido, el pasado 5 de abril de 2025, en un operativo realizado por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional de Colombia. Y, de acuerdo con reportes oficiales, esa ofensiva militar se desarrolló en el municipio de La Apartada, departamento de Córdoba, donde se encontraba el líder de la estructura Arístides Mesa Páez, que cuenta con al menos 1.300 hombres armados entre Córdoba, Sucre, Santander, Bolívar y el Atlántico.

La periodista Erika Fontalvo hace una profunda reflexión al país, al gobierno nacional y también a la prensa nacional, con esa portada y con el editorial de hoy “El repudiable plan pistola exige firmeza y urgencia”. El escrito invita a “Actuar sin más dilaciones, ni complacencias contra los ataques de grupos armados. Es indispensable ante la matanza de uniformados. El presidente tiene la palabra”, precisa.
Las Fuerzas Armadas no son una estadística, un número: son hijos, padres, hermanos de este país. Y Colombia los llora.
