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¿Qué está pasando en Siria?

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Por Lola Portela

Siria vive el mayor episodio de violencia sectaria desde la caída de Bashar al-Assad. Los ojos del mundo ya están puestos en el presidente interino, Ahmed al-Sharaa, quien había prometido un traspaso de poder pacífico, y hasta conformó un consejo de transición que “respetaría todas las minorías del país”.

Sin embargo, la realidad se evidenció en los últimos días. Y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización con sede en Londres, pero con una amplia red de colaboradores en el terreno durante la guerra civil (de más 13 años de duración), afirmó que durante estos enfrentamientos las fuerzas sirias y otros grupos aliados “ejecutaron y asesinaron, a sangre fría a más de 970 civiles de la minoría alauita”, la rama del islam chií que profesa el clan de Al Assad y cuyo núcleo se encuentra en Latakia y Tartús. Otros 300 miembros de las fuerzas de seguridad y restos del régimen de Assad murieron en los enfrentamientos, precisó esta ONG, que ha documentado la matanza.

Y es que Siria lleva 4 días de horror, por los enfrentamientos entre las fuerzas afines al nuevo Gobierno sirio, contra grupos leales al derrocado presidente Bashar al-Assad.

Entre tanto, el gobierno interino de Siria, con raigambre islamista, habla de “un desafío esperado” contra grupos leales a Assad, para el que pide “unidad a la nación”.

Esta es la peor escalada de violencia en lo que va de siglo XXI, llamado a ser el del progreso, pero en el que el mundo se sigue matando igual.

La realidad es que el Gobierno provisional, de base islamista, que se hizo con las riendas del país tras derrocar a Bashar al Assad, el pasado diciembre, ha lanzado una serie de operaciones militares contra grupos leales al derrocado presidente en las provincias costeras de Siria de Latakia y Tartús, donde se concentra buena parte de la minoría alauita a la que pertenecía Assad. El resultado, más de 1.300 muertos.

En la mañana de hoy lunes 10 de marzo, el Ministerio de Defensa dio por acabada la ofensiva, aunque ONG locales insisten en que la zona está tomada por la policía y el pseudoejército de Damasco y la tensión es máxima. Las autoridades argumentan que han peleado contra milicianos que se resisten a acatar el estado de la nueva Siria y niegan el sectarismo.

“Anunciamos el éxito de nuestras fuerzas, gracias Dios y a la determinación de nuestros hombres, en lograr todos los objetivos propuestos en esta fase”, dijo en un comunicado el portavoz de Defensa de la nueva administración de Siria, coronel Hasán Abdulghani. Deja, pues, la puerta abierta a nuevas fases, de consecuencias desconocidas.

El horror vivido

Estos cuatro días, la costa siria se convirtió en el escenario de matanzas que, dicen los presentes, iban más allá de esos milicianos. La muerte de niños, por ejemplo, da cuenta de ello. En los principales bastiones de apoyo histórico a los Assad, bastiones del apoyo a Assad, cientos de personas han huido de sus hogares y los testigos relatan a las agencias de noticias y en redes sociales escenas de saqueos y asesinatos en masa.

En Hai Al Kusour, un barrio predominantemente alauita en la ciudad costera de Banias, los residentes afirman este lunes que las calles están aún llenas de cadáveres dispersos, amontonados y cubiertos de sangre. Entre los asesinados, insisten, hay personas de todas las edades.

Desde Damasco dicen que no ha sido una operación planificada y de venganza, sino que atacaron en respuesta a una emboscada y ataques a gran escala de los insurgentes contra efectivos militares,

El actual Gobierno dice que: “los leales a Assad que se habían negado a entregar las armas en estos tres meses sin su líder emboscaron a las fuerzas de seguridad alrededor de las ciudades costeras de Latakia y Jableh, matando a docenas de ellos”. Los ataques han sido a gran escala, y en ellos se ha utilizado todo tipo de armas pesadas.

Ahmed al Sharaa, el presidente interino de Siria, llama a la calma: “Quiero que estéis tranquilos por la situación en este país. Lo que está pasando en el país son desafíos esperados. Tenemos que proteger la unidad nacional y la paz civil”, dijo en un discurso ofrecido en una mezquita de Damasco reproducido por medios sirios, como la televisión SyriaTV, afiliada a las nuevas autoridades.

Esta es una guerra a veces abierta, otras veces soterrada, que la mantienen las antiguas fuerzas y las nuevas. La Siria del siglo XXI aún no ve cerca la paz, ni unas elecciones, mucho menos una Constitución o una voz que escuche a su pueblo.

Este es uno de los episodios de violencia más graves, desde que se inició la guerra civil en Siria hace 14 años, y hace temer por la frágil estabilidad del país.