Ella es la Capitán Yuval, una comandante de infantería de la Brigada Nahal. El sábado 7 de octubre la despertó el ataque de Hamás. Y tan pronto como se enteró de los horrores que estaban ocurriendo, salió corriendo de su casa, con su arma y aún en pijama.
Informó que había cadáveres por toda la carretera, y que en algún momento la situación sería inmanejable. Un grupo de terroristas en motocicletas se acercó y ella les vació un cargador entero, mató a dos.
Entonces llamó a su jefe, el coronel Steinberg, pero ya estaba muerto. Lo mismo ocurre con otros comandantes a los que intenta contactar: todos han desaparecido.
Finalmente localizó al Capitán Ron y juntos comprenden que solo ellos quedan para llevar a cabo esta batalla. Hamás ya había penetrado el territorio por aire, tierra y mar.
Encuentran la casa cercana de un amigo, abren una “sala de guerra”, y comienzan a dirigir las fuerzas sobre el terreno.
Mientras, la mayoría de los habitantes dormía, pero despertaron a una pesadilla para entender el horror de lo que estaba sucediendo. Desde entonces nada en Israel es igual. Tampoco en la Franja de Gaza. Ni en el mundo entero. Ahora la tierra está viviendo, en vivo; en directo, a través de imágenes, del internet, el terror de la guerra.
Así vimos cómo cientos de niños, mujeres y hombres, personas civiles, sin importar la edad, fueron acorralados, humillados; hasta en sus hogares, secuestrados, decapitados, violados, torturados y asesinados. Familias enteras fueron acribilladas, otras quemadas vivas; varias personas fueron mostradas, al mundo, como un trofeo, incluso inocentes bebés fueron exhibidos en poder de los terroristas de Hamás. Eso llevó a Israel a declarar una guerra que tiene al mundo polarizado y en vilo.
Esos dos jóvenes capitanes de Israel, fueron los primeros que dirigieron comandos y pilotos de combate, quedaron en su momento solos. Y así eliminaron a 22 terroristas, impidiéndoles tomar el control de dos puestos de avanzada. Y todo esto en pijama. No hubo tiempo para más.
Esa valiente mujer todavía sigue en combate para proteger a los suyos. Mientras el mundo ora, reza; clama porque no mueran, tanto en Israel como en Palestina, más inocentes, por culpa de un odio, heredado durante generaciones.
En la Franja de Gaza, en el Medio Oriente, hay mucho en juego, no es sólo un tema de territorio, para muchos es poder, honor, orgullo; otros lo ven como justicia, más allá de un tema netamente religioso. Lo delicado es el terrorismo y los grupos expertos que lo practican, apoyados por diversos países.