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Ejército Nacional continúa sembrando árboles nativos a lo largo y ancho de la Orinoquía colombiana

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Soldados del Ejército Nacional han liderado importantes proyectos de protección y preservación del medio ambiente.

En los últimos tiempos, sin duda, uno de los temas que más ocupa la agenda mundial es el medio ambiente y la protección al planeta, ya que su deterioro amenaza no solo la raza humana, sino a todo ser vivo.

En los departamentos de Casanare, Arauca, Guainía, Vichada y Meta no ha sido la excepción, la preocupación por conservar y preservar el ecosistema ha hecho que las instituciones y la sociedad civil unan sus esfuerzos y capacidades en torno a implementar estrategias y actuar de inmediato.

La Octava División del Ejército Nacional ha sido una de las instituciones que ha liderado procesos ambientales y se ha articulando con otras entidades en lo corrido del 2020, activando la burbuja ambiental para la Orinoquía colombiana contribuyendo con la siembra de 100.124 plántulas de las especies Apamate, Bucaré, Samá, Flor Amarillo, Yopo, Caracolí, Guayabo, Palo de Rosa, Amán y Caracaro.

Así mismo, en coordinación con Corpororinoquia, el SENA regional, la ONG Asosalve, Gobernación de Casanare y demás instituciones municipales, se dio inicio al proyecto lluvia verde en la Reserva Natural Las Malvinas del municipio de Orocué, que consistió en arrojar desde un helicóptero y a caballo 22 mil cápsulas de semillas de árboles nativos con un 80% de efectividad en la germinación.

También, las unidades militares adscritas a la Octava División han puesto en marcha 19 viveros forestales así: Casanare: Yopal – Paz de Ariporo – Tauramena, Arauca: Saravena – Tame – Puerto Jordan – Arauquita – Fortul, Vichada: Puerto Carreño – La Primavera – Cumaribo, Guainía: Inírida, Meta: Puerto Gaitán – Carimagua, donde soldados profesionales previamente capacitados, han hecho seguimiento a miles de plántulas para sembrar en diferentes zonas, principalmente en cercanía a las fuentes hídricas.

Pero la lucha de los militares no está solo en repoblar con árboles, sino en generar estrategias operacionales para contrarrestar el aprovechamiento ilícito de la flora y la fauna silvestre, para lo cual han implementado puestos de control y patrullajes en sectores identificados donde puedan cometerse delitos contra el ecosistema; por ejemplo, los soldados patrullan día y noche a lomo de mula el extenso cerro El Venado en Yopal, para evitar la caza y la deforestación indiscriminada; además hacen acompañamiento a guardabosques que trabajan en el cuidado de la naturaleza en ese importante pulmón ambiental de las capitales de la Orinoquía.

Todas estas acciones enfocadas a la preservación del medio ambiente se encuentran enmarcadas en la Operación Artemisa, que busca además de proteger, devolverle al ecosistema lo que la mano del hombre ha destruido.