Inicio OPINION La gran diferencia entre líder y el que pretende serlo

La gran diferencia entre líder y el que pretende serlo

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Estamos en plena contienda electoral en Colombia y Casanare se convierte en una pléyade de estrellas que sueñan con brillar con luz propia, pero que dista su luminiscencia de alumbrar propósitos que enamoren a las masas y, en vez de eso, generan un oprobioso fastidio en el pueblo ansioso de líderes y cansado de vulgares charlatanes que creen que hacer política o ser un líder político es simplemente cuestión de tener ganas y conseguir un espacio en cualquier lista dentro de las corporaciones públicas que se elegirán el 27 de octubre venidero.

Y es que no sé si es positivo o negativo que Casanare, un departamento tan vasto en su geografía, pero tan pequeño en su demografía, tenga 9 candidatos que se disputan el poder en la gobernación, 110 aspirantes a llenar las 10 curules en la Asamblea (digo 10 porque la número 11 podría ser asumida por la segunda votación más alta en las elecciones a la gobernación), y qué decir de los más de 270 candidatos solamente para el municipio de Yopal que se pelean por ocupar un escaño en las 16 sillas del Concejo municipal (digo 16 porque la número 17 la ocuparía, si lo acepta, el que quede de segundo en las votaciones a la alcaldía).

Me inclino más por evidenciar un clima negativo en esta contienda, porque cuando hay mucha oferta de pseudo líderes el pueblo no encuentra un camino coherente hacia donde apuntar sus decisiones y termina más confundido que un pato criando una camada de polluelos. Me pregunto: ¿Cuándo un habitante elector del común tendrá tiempo para escuchar las propuestas de más de 270 candidatos al Concejo, o a la Asamblea o a la alcaldía con sus 10 oferentes o a la Gobernación con sus 9 contendientes?

Aquí muchos podrían argumentar el dicho bíblico que “muchos son los llamados y pocos los escogidos”, pero vamos a estar claros, ¿Esa montonera realmente fue llamada por el pueblo a participar en la justa democrática? O lo que ocurrió fue que un buen día los cientos de candidatos se levantaron de sus plácidas camas y se autoproclamaron líderes políticos y por tal motivo se abrogaron el derecho a ser elegidos por las masas sufragantes.

Muchas personas comentan por ahí, y hasta razón les hallo, que al haber tanto candidato es una prueba del abrupto desempleo que abunda en nuestra comarca y por eso se la están jugando a conseguir empleo digno para los próximos cuatro años.

Obvio que, para nadie es un secreto, llegar a ocupar un cargo público de elección popular es una grandiosa oportunidad para cualquier ser humano, pero ¿Por qué dividir más a la sociedad en medio de un clima electoral tórrido que solamente genera un desgaste sobre todo para el pueblo que no halla hacia donde virar su opinión?

Entonces aparecerán el 28 de octubre cientos de “quemados” que se sentirán satisfechos porque consiguieron participar y finalmente terminaron abonando el camino de quienes, como lo reconoce la historia, terminan llegando al poder con las peores calidades para gobernar y legislar.

¡Qué gran diferencia existe entre quienes quieren llegar al poder y a quienes el pueblo realmente quisieran llevar al poder!

Y como siempre, el que oferte más prebendas en elecciones, el que más aparezca en afiches, en medios de comunicación y tenga una maquinaria política avasalladora termina convenciendo al electorado de que su figura es la salvadora en medio de las crisis sociales que su clase política ha construido con el pasar del tiempo en nuestro bello Casanare.

Finalmente vale la pena recordar que como dijo Lao Tzu (viejo maestro chino): “para liderar a la gente, camina tras  ellos”, cosa contraria a lo que ocurre en estas elecciones con nuestros actuales candidatos, que ponen y manipulan al pueblo para que éste camine detrás  y tras ellos.