Por Lola Portela
Venezuela entró esta semana en lo que analistas califican como la etapa definitiva de su prolongada crisis política. Mientras la dirigente opositora María Corina Machado se prepara para viajar el 10 de diciembre a Noruega a recibir el Premio Nobel de la Paz, Estados Unidos incrementa la presión sobre Caracas para forzar la salida del dictador Nicolás Maduro, en un clima donde “es ahora o nunca”.
En medio de esta tensión, Nicolás Maduro aprovechó un acto público para responder a Donald Trump tras la fracasada conversación telefónica entre ambos, revelada por medios estadounidenses, en la que no se habría alcanzado ningún acuerdo sobre una posible amnistía o salida del país para el líder chavista y su círculo cercano.
Una llamada con promesas, exigencias y ruptura
Según una investigación de Reuters basada en cuatro fuentes con conocimiento directo, la llamada entre Maduro y Trump—realizada el 21 de noviembre y con una duración inferior a 15 minutos— dejó al descubierto las negociaciones más delicadas hasta ahora entre Caracas y Washington.
Tres de las fuentes confirmaron que la llamada no prosperó por tres exigencias del mandatario venezolano: Maduro expresó estar dispuesto a abandonar Venezuela si recibía garantías de amnistía total para él y su familia, lo que incluía:
- Una amnistía global para él, su familia y su círculo más cercano.
- Conservar control sobre las Fuerzas Armadas.
- Acordar un cronograma de transición no inmediato, que incluía dejar a Delcy Rodríguez como presidenta interina.
Además, según dos de las fuentes citadas por la agencia, Maduro propuso que la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigiera un gobierno interino antes de convocar nuevas elecciones, una alternativa que Washington no consideró viable. Edmundo González y María Corina Machado, ganaron las elecciones.
Trump rechazó la mayoría de las solicitudes, aunque ofreció un salvoconducto para Maduro y su familia si abandonaban Venezuela en un plazo de una semana. El ultimátum venció el viernes pasado.
El cierre del espacio aéreo y la estrategia de “presión máxima”
Con el plazo agotado, Trump declaró el sábado el cierre total del espacio aéreo venezolano, una medida interpretada como un escalamiento de la estrategia de “presión máxima”. Según Reuters, este lunes el expresidente sostuvo nuevas conversaciones con su equipo para evaluar los próximos pasos, dejando abierta la posibilidad de una salida negociada, aunque persisten desacuerdos clave.
Fuentes consultadas aseguran que el gobierno de Maduro habría solicitado otra llamada con Trump, señal de que las negociaciones podrían continuar pese al fracaso inicial.

Maduro se atrinchera en la narrativa antiimperialista
En su respuesta pública, Maduro apeló nuevamente a la retórica heredada de Hugo Chávez, en un discurso cargado de consignas y afirmaciones desmentidas por datos independientes.
“No nos pueden sacar jamás del camino de la Venezuela potencia, soberana, libre y socialista”, afirmó con efusividad, repitiendo el lema oficialista “peace, peace, peace”, promovido por su aparato de propaganda.
El mandatario también insistió en que Venezuela vive “la más grande unión nacional desde los tiempos de Cipriano Castro”, asegurando que más del 94% de la población rechaza una intervención militar estadounidense, una cifra que no coincide con las encuestas recientes.
Maduro llegó incluso a declarar que su gobierno había reclutado seis millones de nuevos milicianos, pese a que los registros indican que se trata de un contingente muy inferior.

Las encuestas contradicen a Maduro: el país respalda la presión de EE. UU.
De acuerdo con el estudio más reciente de DC Internacional —alineado con otros sondeos previos—:
- 89,09% de los venezolanos respalda las acciones de Donald Trump contra el chavismo.
- 48,24% desea una operación de extracción contra Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López.
- 21,01% apoya incluso ataques militares específicos contra los escondites de los líderes del régimen.
- Solo 6,31% coincide con el llamado de Maduro a que “nadie se meta con Venezuela”.
Estas cifras reflejan un país profundamente polarizado, pero mayoritariamente favorable a una salida inmediata del régimen chavista, ya sea por vías negociadas o mediante acciones más contundentes por parte de Estados Unidos.
Un tablero regional en máxima tensión
El duelo entre Caracas y Washington se desarrolla mientras América Latina observa con preocupación el posible desenlace. La fecha del 10 de diciembre marca un punto simbólico: mientras la oposición internacionaliza su causa con el Nobel de María Corina Machado, la administración Trump intensifica la presión para poner fin al ciclo político del chavismo.
Venezuela entra así en una fase crítica donde cada declaración, cada movimiento militar y cada negociación puede tener consecuencias irreversibles.



































