La adquisición de 17 aviones de combate Gripen JAS 39 E/F por parte de Colombia, una de las operaciones militares más costosas en la historia reciente del país, abrió esta semana un fuerte debate político y técnico. La senadora María Fernanda Cabal exigió a la Contraloría y la Procuraduría asumir control inmediato sobre el proceso, cuyo valor —de acuerdo con la empresa sueca Saab— asciende a 3.135 millones de euros, cerca de $16,5 billones.
Sin embargo, la discusión no se limita a la transparencia o a la conveniencia económica: un punto clave es la comparación con Tailandia, país que también adquirió aviones Gripen, pero —según críticos— a un costo hasta 55% menor por aeronave.
Una pregunta central: ¿por qué Colombia pagaría más?
Aunque ambas naciones compraron distintas generaciones del mismo caza, la comparación ha generado suspicacias. Colombia adquirió Gripen E/F, la versión más moderna, mientras que Tailandia ya había comprado en 2011 los Gripen C/D, una plataforma anterior. Sin embargo, expertos consultados por Prensa Llanera señalan que el mayor costo para Colombia no se explica solamente por la diferencia generacional.
1. Tailandia tenía infraestructura, entrenamiento y logística previas
Tailandia construyó desde 2011 una relación de cooperación con Saab:
Contaba con hangares, sistemas de mantenimiento, software
Personal capacitado
Simuladores
Una red logística consolidada
Colombia, en cambio, parte desde cero. Eso implica inversiones iniciales más altas, conocidas como costos de entrada, que pueden elevar el precio total hasta en 30% o 40%.
2. El paquete de compra no es estrictamente comparable
Tailandia negoció un paquete mixto que incluía:
12 cazas Gripen C/D,
Un sistema de defensa aérea Erieye,
Y armamento.
El acuerdo colombiano, cuyo detalle aún no es público, podría incluir —o no— componentes como mantenimiento, repuestos, simuladores, entrenamiento, armamento o infraestructura, elementos que Saab acostumbra agrupar de forma distinta en cada contrato.
La falta de claridad oficial alimenta la controversia.
3. La curva de costos del Gripen E/F
El Gripen E/F es un avión desarrollado más recientemente. Brasil —el primer comprador— pagó cerca de 4.000 millones de dólares por 36 aeronaves en 2014, aun cuando el modelo estaba aún en fase de desarrollo. Los costos de producción han subido con el tiempo, y Colombia sería el segundo país en adquirir este lote moderno.
La alerta política: Cabal exige vigilancia inmediata
Para la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, el punto más grave es la opacidad del proceso. En una comunicación enviada al Contralor de Colombia, Carlos Hernán Rodríguez, y al Procurador General, Gregorio Eljach, la congresista cuestionó:
Si el acuerdo se hizo con el Gobierno de Suecia o directamente con Saab
Si existe un contrato firmado
Qué incluye el paquete negociado
Cuál es el costo real por unidad
Cabal aseguró que Saab ya publicó la cifra oficial del pedido —3.135 millones de euros— y que el Gobierno debe explicar por qué esa información no ha sido divulgada en Colombia.
“Esta operación, una de las más costosas de la historia, debe aclararse con total transparencia. El país necesita seguridad, sí, pero con responsabilidad”, precisa la senadora.
Las 11 preguntas clave que el Gobierno aún no responde
La senadora Cabal eleva 11 interrogantes que, de no ser respondidos con precisión, podrían poner en entredicho la legalidad y conveniencia de la compra. Entre ellos:
Costos reales: ¿Cuál es el costo unitario de cada aeronave? ¿Incluye mantenimiento, entrenamiento, armamento y soporte técnico?
Compromisos financieros: ¿Qué obligaciones adquirió la Nación y a cuánto asciende el costo final del ciclo de vida de la flota?
Estudios técnicos: ¿Hubo evaluación de conveniencia? ¿Participaron las Fuerzas Militares en la decisión?
Transferencia tecnológica: ¿Existe algún acuerdo de offset? ¿Qué garantiza su cumplimiento?
Riesgos geopolíticos: ¿Se consideró un posible bloqueo de Estados Unidos sobre los motores fabricados por General Electric?
Contratos adicionales: ¿La compra incluye armamento o esto requerirá nuevas negociaciones multimillonarias?
Para María Fernanda Cabal, ocultar esta información sería inadmisible y atentaría contra el patrimonio público. Además, la ausencia de respuestas oficiales incrementa la presión política.
Un negocio gigantesco en un país con estrechez fiscal
El anuncio se da en un contexto de:
Déficit fiscal
Recortes presupuestales
Inflación persistente
Descontento social creciente
Para Cabal, embarcarse en una compra que supera los $16 billones; sin plena transparencia, puede convertirse en un riesgo para las finanzas públicas.
El fantasma de los escándalos recientes
La senadora comparó la operación con otros episodios de presunta corrupción estatal, como:
El fallido contrato de los carrotanques de La Guajira, durante este Gobierno.
Y el caso de los camiones de basura durante la Alcaldía, Gustavo Petro, en Bogotá.
Su mensaje: evitar que una compra estratégica termine en controversia judicial.
La compra de estos 17 aviones de combate a la empresa sueca Saab, también está en el ojo del huracán, no sólo por cuenta del severo déficit financiero que atraviesa el Gobierno Nacional, sino por las relaciones políticas con ese país escandinavo, donde la primera dama Verónica Alcócer terminó viviendo; en medio de lujos que nadie sabe cómo paga, después de su separación del presidente Gustavo. Petro.
Y en palabras del presidente Petro, el contrato se hizo por $13.7 billones de pesos ($3.135 millones de euros), “sin embargo se destinaron $16.5 billones de pesos según proyecciones macroeconómicas y variaciones del euro con el peso, ya que se va pagando con vigencias futuras hasta el 2032. Las anualidades que se generen no las pagará mi gobierno, pues hay 3 años de gracia”. Es decir que solo se exigirá el primer abono en 2028.
Analistas financieros lo ven como “un mal negocio”, porque “no se debe comprar sin dinero“, y menos “sin saber de dónde o cómo se pagará”. Como quien dice, esta sería una deuda que dejaría de “herencia”, el gobierno de Gustavo Petro.
¿Escándalo en gestación?
Aunque el Ministerio de Defensa ha defendido la necesidad de modernizar la flota de combate —particularmente tras la salida de los Kfir israelíes—, la falta de información detallada abre la puerta a cuestionamientos sobre la legalidad, conveniencia y oportunidad del negocio.
La Contraloría y la Procuraduría deberán determinar:
Si hubo transparencia
Si el precio es razonable
Si la compra se ajusta a la ley
Si la comparación con Tailandia es válida
Por ahora, lo cierto es que el debate apenas comienza.
La decisión de los organismos de control no solo definirá la suerte del contrato Gripen, sino también la confianza de los ciudadanos en la administración de los recursos públicos en un momento especialmente sensible para el país.