Por Lola Portela
A menos de tres semanas de que el Centro Democrático (CD) elija a su candidato presidencial, el partido atraviesa una profunda fractura interna tras la divulgación de una carta enviada por Miguel Uribe Londoño al director de la colectividad, Gabriel Vallejo. El documento ya circula en varios medios; ha causado indignación entre las bases uribistas. Y ha sido interpretado como un nuevo intento de debilitar la unidad del partido.
En la misiva, Miguel Uribe Londoño se queja de supuestos “vetos y sesgos” en la reunión del pasado 4 de noviembre, cuando los precandidatos discutieron el mecanismo y la escogencia de la encuestadora que definiría al aspirante único del CD.
Según se supo el equipo asesor de Uribe Londoño intentó contratar directamente a la firma internacional Atlas Intel, la misma que adelanta el proceso de selección interna. Según esas versiones, el contacto de la campaña de Miguel Uribe Londoño con Atlas Intel se habría producido sin informar previamente a la dirección del partido, y fue rechazado por la empresa.
Pocos días después, Uribe Londoño comenzó a cuestionar públicamente la imparcialidad de la encuestadora. Y se inició una campaña de desprestigio, contra la empresa internacional que ha realizado las encuestas de Trump y Milei, y que goza de una transparencia reconocida a nivel mundial.
En las bases uribista ya los miembros califican el episodio como “una contradicción grave”:
“No se puede hablar de ética cuando primero se busca contratar por debajo de la mesa y luego se pretende desacreditar a quien no se prestó para ello. Esto es jugar sucio dentro de la casa”.
Lejos de ofrecer explicaciones internas, Uribe Londoño decidió filtrar su carta a la prensa, en la que exige la divulgación de una grabación de la reunión del 4 de noviembre y responsabiliza al director del partido de haber ignorado sus advertencias sobre posibles conflictos de interés. Para varios militantes, esta maniobra no busca transparencia, sino escalar el conflicto y sembrar desconfianza entre los precandidatos y dividir el partido.
“Es evidente que busca implosionar la unidad del Centro Democrático. Miguel está jugando para sí mismo, no para el proyecto uribista”, aseguró otro miembro de la colectividad.
La defensa de Miguel Uribe Londoño
En su extensa carta, Uribe Londoño reconoce que sus asesores sostuvieron conversaciones con Atlas Intel, pero insiste en que lo hicieron “con total transparencia” y que el hecho fue informado oportunamente al partido. Alega además que su equipo sólo buscaba indagar sobre la metodología de la firma.
Miguel Uribe Londoño acusa a la encuestadora de tener un “conflicto de interés” y asegura que el propio Vallejo reconoció el hecho “como gravísimo” durante una conversación privada. También cuestiona la metodología digital de Atlas Intel, argumentando que “excluye a un tercio de los colombianos” y que la empresa “no tiene experiencia en encuestas políticas telefónicas ni en hogares en Colombia”.

Uribe Londoño insiste en que su única motivación es “defender la transparencia y la auditabilidad del proceso”, y exige que el partido revele la totalidad de la grabación de la reunión, advirtiendo que él mismo posee una copia.
Sin embargo, dentro del uribismo la percepción es otra: su carta ha sido vista como un intento de victimización política y como una jugada arriesgada que podría fracturar definitivamente el proceso interno.
El factor Lester Toledo: el asesor en la mira
El episodio también ha vuelto a poner bajo la lupa a Lester Toledo, asesor de confianza de Miguel Uribe Londoño y uno de los protagonistas de la controversia. Toledo, abogado y consultor político de origen venezolano, ha ganado notoriedad en el ámbito de la consultoría política internacional. Es miembro fundador del partido Voluntad Popular en Venezuela, de corriente centroizquierda; fundado el 5 de diciembre de 2009, bajo el liderazgo de Leopoldo López.

Radicado en Miami (Estados Unidos) y con nacionalidad española, Toledo ha trabajado en campañas políticas de alto perfil, incluyendo a Nayib Bukele. En algunos círculos de asesores internacionales se le alude con apodos como “el asesor del mal”, dada su reputación de operar para efectos disruptivos en movimientos políticos, como lo hizo en El Salvador.
En Colombia, Lester Toledo habría ingresado al CD a través del senador Miguel Uribe Turbay, cuando este manifestó su intención de postularse a la presidencia de 2026. El mismo Toledo ahora asesora a Uribe Londoño, quien tomó las banderas que su hijo dejó tras su asesinato.

Analistas consultados le atribuyen a Toledo el papel de un “caballo de Troya” en campañas que dicen pretender combatir lo que él considera “las raíces del comunismo” en Latinoamérica; pero también lo acusan de dividir movimientos, desde adentro, para servir otros intereses, como el chavismo venezolano, en ese sentido cabe plantear interrogantes:
- ¿Quién le paga a Toledo?
- ¿Sabía Miguel Uribe Londoño de las negociaciones ocultas con Atlas Intel?
- ¿Forma parte Uribe Londoño del evidente entramado para dividir el CD?
En redes sociales y medios de oposición, Toledo ha sido vinculado a redes de financiamiento poco claras, vuelos privados no explicados y contratos internacionales opacos, aunque no se han hecho públicos los documentos verificados que confirman todas esas acusaciones, por ser aún materia de investigación.
La respuesta del director Gabriel Vallejo
Horas después de conocerse la carta de Miguel Uribe Londoño, el director nacional del CD, Gabriel Vallejo, envió una respuesta oficial en tono cortés, pero contundente. En su comunicación, Vallejo lamentó los términos del mensaje de Uribe, señalando que “no se compadecen con el trato que el partido y mi persona hemos tenido contigo”.

El director evitó pronunciarse de fondo sobre las acusaciones, pero dejó planteadas dos preguntas directas al precandidato, buscando aclarar los hechos:
“Posterior al 17 de octubre de 2025 (fecha en la cual el Partido Centro Democrático solicitó formalmente a la firma ATLASINTEL presentar propuesta para la realización de una investigación con el fin de escoger su candidato presidencial para las elecciones de Colombia en el año 2026), alguno de tus asesores de campaña, ¿contactó a la firma ATLASINTEL y le propuso en algún momento de la conversación contratarla o solicitar sus servicios para realizar un estudio o investigación que midiera la intención de voto en Colombia de cara a las elecciones presidenciales del año 2026?, planteó Vallejo.
“En caso de ser afirmativa la anterior respuesta —agregó—, ¿tuviste conocimiento de la solicitud de servicios que le hiciera tu asesor a la firma Atlas Intel?”.
La comunicación concluye de manera escueta, sin entrar en polémicas, pero dejando claro que el partido espera una respuesta formal y verificable por parte de Uribe Londoño.
“Agradezco tu atención y quedo a la espera de tu respuesta a los interrogantes planteados”, finaliza la carta firmada por el director nacional del partido.
¿Un partido al borde del colapso interno?
Lo que comenzó como una discusión técnica sobre encuestadoras se ha convertido en una crisis política que amenaza con desbordar al uribismo justo cuando intenta recomponerse de los diferentes ataques que ha tenido, por ser el único partido que con firmeza hace oposición a la izquierda.
La dirección del partido busca contener los daños, pero en los corrillos internos ya se habla de una implosión inminente si no se restablece la confianza entre sus bases.
El expresidente Álvaro Uribe Vélez, líder natural de la colectividad, aún no se ha pronunciado sobre el incidente, aunque varios militantes le piden intervenir personalmente para evitar que el proceso de selección del candidato presidencial se vea contaminado por intereses particulares.
Por ahora, lo único claro es que la carta de Miguel Uribe Londoño —lejos de fortalecer la transparencia que proclama— ha dejado al Centro Democrático dividido, desconfiado y en vilo, justo en el momento más decisivo de su camino hacia las elecciones de 2026.
Comisión de Ética al acecho
Finalmente, según los estatutos del partido, la responsabilidad de dirimir este tipo de crisis recae en el Comité de Ética del Partido, que tiene facultad para analizar si alguno de los implicados desbordó los límites éticos a los que el CD está acostumbrado.
Si el comité considera que hubo faltas de conducta, contratos ocultos, asesorías no declaradas o manipulación de procesos internos, podrían activarse sanciones que van desde la suspensión del candidato, hasta la exclusión del partido.
La duda ahora es si el partido optará por disciplinar internamente o si la crisis se ampliará y tendrá consecuencias políticas más amplias.
Internacionalmente surge una pregunta: ¿lograrán Lester Toledo y sus patrocinadores un Jaque Mate, al Centro Democrático, el partido más fuerte contra la izquierda y el comunismo?

































