Por Lola Portela
Esta historia es como armar un rompecabezas, donde se debe hacer una cronología de los hechos. Las dos niñas, Emilia Forero e Inés de Bedout, estudiantes del colegio Los Nogales, debieron ser hospitalizadas, luego de que se sintieran mal, en medio de una aparente intoxicación ocurrida en un apartamento del barrio Rosales. Hoy, la muerte de las dos menores es motivo de investigación.
Los Hechos
El caso concreto sucedió en Bogotá, y se remonta al pasado viernes 4 de abril. Tras salir del colegio Los Nogales, las niñas pasaron la tarde en la casa de una de ellas. Su plan era hacer galletas para compartir el rato. Luego, pidieron un domicilio, a través de una aplicación.
Las menores de edad se dispusieron a hacer las galletas, y la masa que realizaron fue compartida con el hermano de uno de ellas, un joven de 21 años. Luego, al parecer, las niñas solicitaron un domicilio a través de Rappi, en el que pidieron sushi y unas fresas con chocolate. Aún se desconoce si el joven también consumió alguno de los alimentos que pidieron a domicilio.

Entrada la noche de ese día 4 de abril, tanto las dos estudiantes, como la otra menor y el hermano de 21 años comenzaron a sentirse mal. Y fue necesario buscar ayuda médica. Sus familiares los llevaron de urgencia a la Fundación Santa Fe, para que recibieran la atención médica requerida.
El 5 de abril, experimentaron dificultad respiratoria, somnolencia y vómito. Ese día, una de las menores afirmó que “el agua sabía raro”. Esta declaración, hecha antes de ser trasladada al hospital, se ha convertido en una pieza clave de la investigación.
A pesar de todos los esfuerzos una de las menores falleció el sábado 5 de abril debido a graves complicaciones en su estado de salud. Cuatro días después, el centro médico de alto nivel confirmó la muerte de una segunda menor, quien desde su ingreso permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos por complicaciones relacionadas con intoxicación aguda.
Medicina Legal destinó un equipo de expertos en patología y toxicología, y se dio con la causa de los fallecimientos, sobre los cuales la Secretaría de Salud de Bogotá y la Fiscalía, hacen el correspondiente seguimiento. En la necropsia se determinó que las muertes fueron producto del consumo de Talio, un metal sin sabor, ni olor, pero letal, que si se utiliza de manera inadecuada es altamente peligroso.

Los investigadores tienen claro que el Talio no es una sustancia de fácil acceso en el mercado, de hecho hasta para ellos es un producto controlado por su peligrosidad. La Fiscalía General, frente a tales hechos abrió una exclusiva línea de investigación para establecer qué pudo haber ocurrido.
Y en ese contexto, la Fiscalía ha realizado inspecciones minuciosas en la vivienda, donde las niñas compartieron esa tarde. Una residencia ubicada en el exclusivo barrio Rosales. Y han recopilado evidencias como videos de seguridad y objetos que podrían ayudar a determinar qué sucedió realmente. También se han analizado materiales adquiridos, a través de servicios de entrega a domicilio, incluidos los pedidos en plataformas, como mencionó el abogado.
Santiago Ronderos, es el abogado representante de una de las familias, indicó en entrevista que “se están revisando registros fotográficos y de video para identificar posibles puntos de contacto con una sustancia tóxica”. Y aseguró además que “las drogas habituales, como cocaína o marihuana, están descartadas”.
Prensa Llanera ha consultado con expertos en química, quienes reiteran que “el Talio es común encontrarlo en veneno para ratas, y que aunque es prohibido, algunos lo ignoran, y lo usan, en casas o establecimientos comerciales, para erradicarlas”.
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) de Estados Unidos sostiene que “se caracteriza por ser un metal insípido, de color blanco azulado que se utiliza mayoritariamente para fabricar dispositivos electrónicos. Y que hasta 1972 fue utilizado como veneno para roedores, sin embargo se prohibió ese uso por los potenciales daños que puede generarle su exposición al ser humano”.
La empresa Noah Chemicals advierte también que este metal puede absorberse por la piel, el sistema respiratorio o al ingerirlo, y representa un riesgo para trabajadores o personas expuestas a ambientes contaminados. También puede encontrarse en alimentos o agua contaminada, suelos expuestos y residuos industriales.
Por el caso en concreto de Colombia, tanto la Secretaría como Medicina Legal y la Fiscalía han dicho que quieren ceñirse al debido proceso y a la reserva que conlleva una investigación, y es que las versiones inconclusas puede afectar el curso de las averiguaciones, en tanto en este momento no hay todavía ningún señalamiento contra alguien en particular.
El padre de Emilia Forero Uricoechea, Pedro Forero, a través de redes escribió un mensaje en el que demostró queda evidente su inmenso dolor y su amor por su hija:
“Hoy intento encontrar palabras para lo que no tiene explicación. Emilia, mi motor de vida, partió de este mundo dejando una huella infinita en todos los que tuvimos el privilegio de conocerla, abrazarla y amarla. Su alegría, su sensibilidad, su inmenso corazón y su forma única de ver el mundo nos seguirán acompañando siempre”, escribió en sus redes sociales.

¿Qué es el Talio y por qué es tan peligroso?
El Talio es un metal pesado extremadamente tóxico. Aunque hoy su uso está estrictamente controlado, en el pasado se utilizó como veneno para ratas y ardillas, e incluso en tratamientos médicos contra enfermedades como la malaria, la tuberculosis, enfermedades venéreas y el tifus. Debido a su peligrosidad, su uso ha sido casi totalmente prohibido.
El Talio (Tl) no tiene función biológica conocida y puede encontrarse en productos industriales o como contaminante. No suele estar presente de forma natural en alimentos o productos de consumo en cantidades significativas, pero también puede aparecer como contaminante ambiental o industrial.

Efectos agudos (alta exposición, corto plazo):
- Náuseas, vómitos, diarrea.
- Dolor abdominal.
- Neuropatía periférica (entumecimiento, hormigueo).
- Caída del cabello (alopecia) característica.
- Confusión, convulsiones.
- Fallo renal, hepático o respiratorio (en casos graves).
Efectos crónicos (exposición prolongada a dosis bajas):
- Trastornos neurológicos.
- Fatiga crónica.
- Problemas en la piel.
- Problemas reproductivos.
- Daño a órganos como hígado y riñones.
El mecanismo de toxicidad del Talio interfiere con enzimas esenciales y reemplaza al potasio en las células, lo que altera funciones celulares críticas y provoca muerte celular.
Uso del Talio en la vida cotidiana
Es sorprendente cómo ha cambiado el uso del Talio a lo largo de las décadas. Si bien es cierto que históricamente, el Talio se utilizaba como insecticida y rodenticida contra las ratas y las ardillas. También se utilizaba para el tratamiento de la malaria, tiña del cuero cabelludo, tuberculosis, tifus y hasta en tratamiento de enfermedades venéreas. El uso de dicho metal se redujo considerablemente a la luz de su toxicidad.
En el ámbito de la industria de la fibra óptica y lentes de cristal, el Talio funciona hoy como agente de dopaje en los lentes para acelerar la recepción de señales. Las aplicaciones comunes del Talio también son estas:
- Equipos láser acusto-ópticos
- Catalizador de reacciones orgánicas
- Superconductores de altas temperatura
- Radioisótopo
- Detección de radiación gamma
- Vidrios especiales para temperaturas extremas
- Termómetros de baja temperatura
- Fotocélulas sensibles a la luz infrarroja
- Lámparas de mercurio
El esclarecimiento de los hechos no devolverá a las niñas a sus familias, pero sí será un alivio el entender qué sucedió, para que en el cuerpo de sus hijas se encontrara Talio, al punto de llevarlas a perder la vida.