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Principales diferencias entre los créditos agropecuarios y urbanos en Colombia

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Por Lola Portela

En Colombia, los créditos agropecuarios y urbanos son herramientas fundamentales para el desarrollo económico, pero cada uno tiene características específicas que responden a las necesidades y realidades de sus respectivos sectores. A pesar de que ambos tipos de crédito buscan apoyar el crecimiento y la prosperidad, existen diferencias clave que es importante comprender, especialmente si se está considerando acceder a alguna de estas opciones. A continuación, Prensa Llanera explora las principales diferencias entre ambos.

1. Destino del Crédito

El primer punto de distinción radica en el destino de cada tipo de crédito:

Créditos agropecuarios: Estos créditos están diseñados para financiar proyectos productivos en el ámbito rural. Esto incluye actividades como la agricultura, ganadería, piscicultura, silvicultura, entre otras. Los fondos pueden destinarse a la compra de insumos, maquinaria, infraestructura, pago de mano de obra, entre otros gastos relacionados con la producción agropecuaria. El objetivo es impulsar la productividad del campo y mejorar las condiciones de los productores rurales.

Créditos urbanos: En contraste, los créditos urbanos se orientan hacia la adquisición, construcción, remodelación o mejora de viviendas en áreas urbanas, así como la financiación de proyectos comerciales o industriales en la ciudad. Los beneficiarios son principalmente personas naturales o jurídicas que desean invertir en bienes raíces urbanos, como la compra de vivienda o la construcción de obras comerciales.

2. Condiciones del Crédito

Una de las diferencias más evidentes es la estructura de las condiciones del crédito, que varía dependiendo de la naturaleza del proyecto:

Créditos agropecuarios: En general, estos créditos tienen plazos más largos y tasas de interés más bajas. La razón de ello es que los proyectos agropecuarios requieren de tiempo para rendir frutos, ya que dependen de ciclos productivos (como las cosechas) y pueden estar sujetos a factores como las estaciones del año y las condiciones climáticas. Los plazos largos y las tasas preferenciales buscan facilitar el acceso a financiación a los productores que, de otro modo, podrían enfrentar dificultades debido a la temporalidad de su actividad.

Créditos urbanos: Por otro lado, los créditos urbanos suelen tener plazos más cortos y tasas de interés más altas. Los proyectos urbanos, al estar vinculados a la adquisición de inmuebles o la ejecución de proyectos que generen resultados más inmediatos, suelen requerir plazos más cortos. La rentabilidad de estas inversiones es más predecible y rápida, lo que justifica las tasas de interés más elevadas.

3. Tipo de Garantías

El tipo de garantías que respaldan estos créditos también difiere sustancialmente:

Créditos agropecuarios: Las garantías de estos créditos pueden ser bastante flexibles. En muchos casos, los bienes inmuebles como tierras agrícolas, cultivos, ganado, entre otros, pueden ser utilizados como colaterales. Además, existen mecanismos específicos de apoyo, como el Fondo Agropecuario de Garantías (FAG), que facilita el acceso a financiación para los productores rurales que, por lo general, carecen de garantías tradicionales, como bienes inmuebles urbanos.

Créditos urbanos: En este caso, las garantías son más estructuradas y están generalmente vinculadas a bienes inmuebles. Los bancos y entidades financieras urbanas suelen pedir la propiedad de la vivienda o el bien comercial como garantía del préstamo. Este tipo de crédito se basa en una forma de colateral más rígida y fácilmente verificable.

4. Apoyo del Gobierno

El apoyo estatal es otra área donde los créditos agropecuarios y urbanos se diferencian:

Créditos agropecuarios: El gobierno colombiano tiene programas específicos de subsidios de tasa de interés y líneas de crédito blandas para apoyar a los productores agropecuarios. Programas como los que ofrece Finagro (Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario) están diseñados para facilitar el acceso a crédito en condiciones favorables y apoyar el desarrollo del campo colombiano. Esto es crucial dado que el sector agropecuario enfrenta desafíos significativos como la variabilidad climática, las fluctuaciones de los precios internacionales y los riesgos inherentes a la actividad agrícola.

Créditos urbanos: Aunque existen programas de subsidio de vivienda para sectores vulnerables, como los del Ministerio de Vivienda, el apoyo gubernamental a los créditos urbanos es generalmente más limitado que en el sector agropecuario. Las políticas están orientadas a la mejora de la calidad de vida urbana, pero no cuentan con subsidios tan amplios ni tan constantes como en el ámbito rural.

5. Riesgo y Factores Externos

El riesgo asociado a cada tipo de crédito también varía considerablemente:

Créditos agropecuarios: Están sujetos a riesgos inherentes al entorno natural, como fenómenos climáticos (sequías, heladas, inundaciones), plagas, y fluctuaciones en los precios internacionales de los productos agropecuarios. Estos factores aumentan la incertidumbre sobre los ingresos futuros de los productores y, en consecuencia, pueden dificultar la devolución de los créditos. Debido a estos riesgos, las entidades financieras suelen ser más conservadoras en el otorgamiento de estos créditos.

Créditos urbanos: Aunque también existen riesgos asociados al mercado inmobiliario y la capacidad de pago de los beneficiarios, los proyectos urbanos suelen ser más estables y predecibles. Las fluctuaciones del mercado inmobiliario, los cambios en la demanda de vivienda o en las políticas urbanísticas son factores más controlables en comparación con los riesgos del sector agropecuario.

6. Regulación y Supervisión

Ambos tipos de crédito están sujetos a una regulación y supervisión, aunque las entidades involucradas y los marcos regulatorios varían:

Créditos agropecuarios: Estos son regulados por entidades como Finagro, que brinda condiciones especiales de financiación a los productores del campo, y en algunos casos, las condiciones de los créditos se ajustan a las necesidades del sector agropecuario.

Créditos urbanos: Son regulados por la Superintendencia Financiera de Colombia y las entidades financieras tradicionales. Las condiciones de estos créditos deben seguir las normativas del sistema financiero del país y suelen estar más alineadas con los estándares internacionales de la banca.

Es una realidad que en Colombia todavía los productores tienen sus reservas frente a los créditos. Algunos aún creen que les es imposible acceder a ellos, debido a la falta de ingresos fijos o la informalidad de su actividad. No obstante, es importante aclarar que sí existen opciones de financiamiento diseñadas específicamente para ellos. Y, lo más importante es que se tiene en cuenta las particularidades del sector.

“Los créditos para el sector agropecuario requieren un análisis más detallado y flexible debido a las variaciones en los ingresos y los riesgos asociados a la producción agrícola y pecuaria”. precisa Rodrigo Duque, director de Agro y Microcrédito de Fincomercio.

Y es que en el sector agropecuario los ingresos de los productores no son fijos, tampoco mensuales, debido a los ciclos de sus cosechas o la variabilidad en la producción ganadera.

“En el agro, los flujos de caja son muy distintos. Por ejemplo, un productor de café puede recibir ingresos semestrales, dependiendo de la cosecha, mientras que un ganadero de engorde debe esperar meses para vender sus animales. Esto requiere diseñar productos financieros con plazos y amortizaciones que se ajusten a la realidad del productor agropecuario”, explica Rodrigo Duque.

Y dado que en los créditos agropecuarios influyen factores como el clima, las plagas, las enfermedades y factores económicos internacionales, como la fluctuación del dólar, que afectan directamente los precios de exportación de productos como el café, se cuenta entonces con analistas expertos para diseñar opciones oportunas y personalizables, adaptándose no sólo a la capacidad de pago del productor, sino también a sus necesidades específicas.

Entidades como Finagro, un banco de desarrollo especializado en el sector agropecuario, otorga financiación a las entidades financieras de primer piso, como cooperativas y bancos, que a su vez prestan ese dinero a los productores del campo.

“Este esquema permite que los productores agropecuarios accedan a créditos con tasas de interés más bajas, lo que hace posible que sus proyectos sean más viables y sostenibles. Lo que hace que el crédito sea más accesible y ajustado a las necesidades del productor”, precisa Rodrigo Duque.

Por eso, es fundamental que los productores rurales no se auto excluyan y busquen la orientación adecuada para acceder a estos beneficios, que pueden ser claves para el crecimiento de sus unidades productivas.

¿Cuál es el rol de Fincomercio en el sector agropecuario?

Como cooperativa de crédito, Fincomercio ofrece productos financieros diseñados especialmente para atender las necesidades del sector agropecuario, tomando en cuenta la estacionalidad de los ingresos y los riesgos asociados a la producción. Para ello, la entidad trabaja estrechamente con asociaciones de productores, lo que les permite conocer de manera más cercana las necesidades de los agricultores y ganaderos, y brindarles no solo financiamiento, sino también acompañamiento técnico.

“Nos enfocamos en apoyar a los productores agropecuarios con productos financieros que no solo sean suficientes y oportunos, sino también diseñados de acuerdo con los ciclos de producción. Nuestro compromiso va más allá de otorgar créditos; buscamos ser un aliado estratégico para el crecimiento del sector agropecuario en Colombia”, enfatiza Rodrigo Duque.

Fincomercio tiene claro que las soluciones financieras que se le brinden al campo, repercuten en el desarrollo  y en el fortalecimiento de la despensa alimentaria de los colombianos.