Por Lola Portela
“Lamentar profundamente los acontecimientos de ayer (domingo 23 de junio), acontecimientos que no pueden llamarse incidentes porque es volverlos leves e insignificantes. Es algo fatídico y hemos maltratado la confianza que hemos ido creando desde febrero con la Segunda Marquetalia”, afirmó el comisionado de paz, Otty Patiño.
La polémica por esas palabras no se detiene en Colombia, y hasta se extiende a muchos colombianos en el exterior, porque en medio de la inauguración de la mesa de negociación entre el Gobierno del presidente Gustavo Petro y la Segunda Marquetalia, Otty Patiño alto comisionado para la Paz lamentó la muerte de uno de los cabecillas del grupo armado.
El consejero generó una enorme controversia por sus declaraciones durante la instalación de los diálogos de paz con esa organización ilegal, al mando de Luciano Marín, conocido como Iván Márquez, quien fue uno de los principales líderes de las Farc y jefe negociador durante los diálogos de paz que culminaron en 2016. Sin embargo, en 2019 anunció una nueva rebelión armada. Recientemente, Márquez reapareció manifestando su apoyo a la Constituyente de Petro y mostrando disposición para entablar negociaciones, diálogos que formalmente se iniciarían hoy 25 y culminarían el 29 de junio.
En el marco de la instalación de esa mesa de diálogo las Fuerzas Armadas de Colombia, exitosamente dieron de baja a Hermes Guerrero, uno de los comandantes de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico. En el operativo hubo tres muertos y cuatro heridos. Una noticia que alivia a las comunidades azotadas por estos criminales. Una noticia que los colombianos celebraron.
“Es algo fatídico y así lo entienden el presidente, el ministro de Defensa (Iván Velásquez) y el alto mando de las Fuerzas Militares, de tal manera de que el hecho de que estemos acá sentados significa que hay templanza”, expresó Patiño.
Colombia no comprende que Otty Patiño, el Comisionado de Paz de Gustavo Petro, a nombre propio, del ministro de Defensa y del propio Presidente de Colombia, con un gesto de sometimiento y casi pidiendo perdón ante Iván Márquez y todos miembros de la guerrilla de la Marquetalia que lo acompañaban, calificó de “trágico” y “fatídico” el hecho.
Las Fuerzas Armadas obraron de manera legítima y legal, conforme lo ordena la Constitución de Colombia.
Así mismo, Otty Patiño “lamentó profundamente” la baja del guerrillero Hermes, un terrorista que cayó bajo su misma ley: la delincuencia, luego de acabar, durante años, con la vida de muchos inocentes en Colombia.
No podemos olvidar que el Estado debe garantizar la vida de los ciudadanos y la seguridad nacional, no estar del lado de los delincuentes. Y en ese sentido, los militares cumplieron con el deber, consagrado en la Constitución.
“Hemos maltratado la confianza”, dijo Patiño. ¿A qué confianza se refiere? El país no conoce un Acuerdo de Cese al Fuego, con ese grupo. Con certeza si los caídos hubieran sido los soldados del país, Patiño no le daría las condolencias a los familiares y amigos de éstos, ni al Ejército. Tal vez celebraría, pues es evidente de qué lado están los del Gobierno colombiano.
Tampoco podemos olvidar que los criminales de la Segunda Marquetalia, son los mismos de las Farc. Esos a quienes muchos colombianos le dijeron: Sí, para que se desmovilizaran, dejaran las armas y el negocio de las drogas. Colombia no olvida que ellos traicionaron ese Acuerdo y siguieron delinquiendo y traficando con drogas, aunque se justifiquen en el incumplimiento, por parte del Estado.
Los hechos son reales, para la muestra están los “apuntes” del negocio de coca, llevado por alias Hermes, por quien se lamenta Otty Patiño, pues la fuerza pública encontró los escritos sobre cómo maneja el negocio del narcotráfico y de sus hombres. El cabecilla de la Segunda Marquetalia era un terrorista y narcotraficante.
Prensa Llanera confirmó con fuentes de inteligencia, que alias ‘Hermes’ es señalado por “homicidios selectivos, narcotráfico, minería ilegal, reclutamiento de menores”.
Además, “tenía orden de captura vigente del Juzgado Primero Municipal Ambulante de Control de Garantías de Pasto y se encontraba dentro de un proceso judicial con la Fiscalía 104 del departamento de Nariño, por los delitos de concierto para delinquir, fabricación, porte y tráfico armas, municiones y explosivos”.
“El individuo hizo parte del Frente 29 de las extintas Farc durante más de 8 años. Allí habría adquirido experiencia en la planeación y ejecución de acción terroristas. En 2016, se unió al proceso de paz e hizo parte de los firmantes del Acuerdo. Luego ingresó la Zona Veredal Transitoria de Normalización de Betania, ubicada en zona rural del municipio de Policarpa, Nariño; al parecer este sujeto, estando dentro del proceso, nunca habría dejado de realizar sus actividades delictivas y criminales en contra de la población civil y la fuerza pública”, señala el informe de la Fuerza Pública, al cual tuvo acceso Prensa Llanera.
Uno de los argumentos de las Farc, para seguir delinquiendo, es la no implementación de la tal reforma agraria, por la que tanto patalean, que no es otra cosa que tierra para sembrar más coca. Claro, con licencia. Cabe preguntarse ¿Cuántos cultivos ilícitos se han exterminado bajo el Gobierno Gustavo Petro?
El país ha alcanzado cifras nunca antes vistas en el área dedicada al producto base de la cocaína, con 230.000 hectáreas en todo su territorio, según un informe de Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito – UNODC.
“El incremento del área sembrada con coca incluye lotes nuevos que aún no han alcanzado su edad más productiva, lo que explica en parte la diferencia entre las magnitudes de incremento. En las nuevas áreas el incremento ocurrió de forma acelerada lo que facilita la conformación de nuevos enclaves productivos en zonas como el norte del Chocó y Cauca”, precisa el informe.
Y agrega: “La concentración y permanencia de los cultivos de coca pueden ser explicadas por una relación geográfica funcional al tráfico. 12 de los 14 enclaves se localizan en departamentos fronterizos o con salida directa al mar. En estos enclaves existe una convergencia de los grupos armados ilegales, los narcotraficantes y los productores”.
“Los cultivos de coca siguen amenazando el potencial cultural del país y su biodiversidad. Cerca del 50 % de la coca se localiza en zonas de manejo especial. Un alto porcentaje se concentra en las tierras de las comunidades negras e indígenas y en zonas de reserva forestal”. Según el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), reporta el incremento del área sembrada con coca en el país,
¿Una guerra perdida?
La molestia frente a las palabras de Otty Patiño también obedece a que los guerrilleros traicionaron la confianza (para parar la guerra) que se les ha dado. Dado que es muy alto el precio que los colombianos han pagado. Ni qué decir de los ciudadanos que están hoy en territorios, donde ni militares, ni policías ya pueden ingresar. Son territorios donde sólo con “cédula local” pueden ingresar o salir sus habitantes, sometidos a los caprichos y órdenes de estos grupos, hechos que ocurren en las zonas más apartadas de Colombia.
Los colombianos, y sin eufemismos, llamando las cosas como son, sabemos que los delincuentes de las guerrillas, todas, asesinan a la gente buena y trabajadora, la extorsionan, la secuestran, esclavizan sexualmente a menores, los obligan a ser “carne cañón” de una guerra sin sentido, porque bien es sabido que no luchan por un “bienestar o derechos del pueblo”. Su pelea es propia y esta ligada al negocio es el tráfico de cocaína, y al lavado de ese dinero.
Los de la Marquetalia, nunca cumplieron con el Acuerdo que el país les ofreció; aunque digan lo contrario son las mismas Farc. Colombia está cansada de ver cómo la tal Paz Total consiste en ceder, sin justicia, a toda solicitud que los criminales exijan.
Lo único valioso que le queda al país es la voluntad de las Fuerzas Armadas del país por defender la democracia, obedeciendo a lo que les demanda Dios, la Constitución y el pueblo.
Sin embargo, cabe precisar que, para acabar con esa fuerza, experiencia, preparación y profesionalismo, lamentablemente, el Gobierno actual las ha menguado, empobrecido y desarmado. Y con el propósito de doblegarlas, varios de sus valerosos guerreros son señalados y juzgados, por cumplir con su deber.
Es evidente que la estrategia es desmotivar y desmoralizar. Y palabras como las de Otty Patiño van enrutadas a fortalecer ese propósito.
Por eso, es la polémica. “El pueblo está cansado de ver el fortalecimiento consentido de los grupos ilegales y delincuentes en Colombia”, se lee en las redes sociales, que no paran la justa polémica.