Aunque muchos critiquen a Iván Duque, sin lugar a dudas, le tocó un periodo de gobierno duro. Tuvo que enfrentar el paro nacional del 21 de noviembre de 2019, además de la Pandemia.
Tampoco es un secreto que allí, en esas protestas, intervinieron también otras fuerzas, otras “manos políticas y económicas oscuras” que motivaron y sostuvieron económicamente a cientos de jóvenes, indígenas, guardias campesinas, etc. Sin descartar la presencia de los sindicatos, pero claro lo visible es que fueron todos apoyados por la izquierda.
Esas protestas no sólo fueron orquestadas en Colombia, pues las vimos en Chile, Perú y hasta Bolivia, donde también tuvieron su “Primera Línea”, movimientos indígenas, etc., pero sólo hasta ahora se ve más claro el tema.
El propósito siempre fue desestabilizar el continente. Protestaron por “reformas”, por la Constituyente en Chile.
En Colombia por una Reforma Tributaria que quería aumentar el IVA. Con un Duque que se negaba a negociar burocracia o representación política con los partidos que lo apoyaron en segunda vuelta contra Gustavo Petro, y que había reducido el impulso a la implementación del acuerdo de paz de 2016.
Asuntos que bien supo aprovechar el Gobierno Petro, para “endulzar”, desde que arrancó, el caminado, ya corrupto, de algunos partidos. Y, de esa forma, lograr la Reforma Tributaria, la misma que hoy ahoga con impuestos a los empresarios, a los emprendedores del país y hasta a quienes votaron por el mal llamado “cambio”, pues ya no hay habitante en Colombia que no esté afectado por la tal Ley Tributaria del Pacto.
Los de la Primera Línea, son héroes para Gustavo Petro, Gustavo Bolívar, Francia Márquez y hasta para María José Pizarro y por eso los defienden. Bien dice el dichos que: “lo que nada nos cuesta, volvámoslo fiesta”. Qué pueden saber estos personajes de luchar por tener un negocio, de sudar por comprar un terreno, una casa, etc, si nunca lo han tenido que hacer, no tienen callos en sus manos, jamás han construido realmente un país.
Como la memoria falla; es bueno recordar, en cifras, las afectaciones a la infraestructura por parte de Primera Línea que tanto defiende Petro.
Según el Ministerio de Defensa, sólo en 22 días, se llegaron a afectar por actos vandálicos:
151 infraestructuras gubernamentales
28 peajes
4 básculas de pesaje
25 bienes culturales
150 cámaras de seguridad
55 cámaras de foto multa
111 semáforos
Afectación a 679 instalaciones policiales
536 vehículos policiales
438 establecimientos comerciales privados
456 oficinas bancarias
1.201 vehículos de transporte público
236 estaciones de transporte público
21 motos particulares
91 estaciones de servicio
432 cajeros automáticos
Finalmente, en Bogotá, el sistema de transporte público Transmilenio, llegó a quedar afectado en un 44% con 103 de sus 139 estaciones inhabilitadas por “acción criminal”, según el reporte del Ministerio de Defensa.
“Reparar los daños causados puede tomar 6 meses o más, con un costo que tendrán que pagar todos los ciudadanos de más de US$5 millones y medio de dólares”, decía el reporte.
Qué les puede doler que destruyan bienes públicos y privados. Creo que ni el dolor de una madre al ver morir su bebé, por esos bloqueos, les importó. Y ni qué decir de los asesinados en medio del desmadre, causado por los tales “angelitos”, de su Primera Línea.
Por eso, no sorprende la defensa a los miembros de la Primera Línea, por parte del presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien de una u otra forma le debe el estar en la Casa de Nariño a esas “protestas”, que de pacíficas nada tuvieron. Además, a ese puesto llegó por medio de otros “empujones”, que son motivo de investigación, más los “acuerdos” que conllevan a la mal llamada Paz Total, como llaman a los “convenios de campaña” con los grupos al margen de la ley que sólo se han fortalecido, pero de paz para Colombia: nada, de nada.
Tampoco es extraño que Gustavo Petro todavía justifique el desmadre que causaron y la destrucción la describa como una simple “protesta social”; en su cuenta X:
“Hoy hace 4 años la juventud de Colombia se movilizó en el estallido social. Decenas de sus líderes aún están presos tratados como terroristas.
La protesta social no puede ni debe criminalizarse.”
Recordemos que desde el día que salió electo Presidente, Petro le ordenó a la Fiscalía LIBERAR a los angelitos que destruyeron el país.
Sin duda, hoy sí es un día memorable para el Pacto Histórico, y nefasto para el resto del país. Aquel 21 de noviembre de 2019, se abrió la puerta a dos años de movilizaciones sociales, y a la primera elección de un presidente de izquierda en Colombia, para algunos fue un paro que cambió la historia del país.
“Colombia está en un hueco, su economía se hunde, la inseguridad le gana a las autoridades y por ende el desarrollo se detiene”, analiza un gran experto. Y agrega. “En Colombia está en peligro la estabilidad de su sistema de salud, amenazan hasta con el poder pensionarse (dinero que ahorramos todos), porque dinero que maneja el Estado, es dinero para la politiquería”.
Sin embargo, Gustavo Petro, utiliza el dolor que le causa a su hija menor, y a los demás hijos, el sentir a todo un estadio expresando el rechazo de un pueblo decepcionado y preocupado, por el futuro de la nación. Y, en redes, pelean y hasta amenazan con cárcel, porque creen que en un partido de fútbol ofendieron a Antonella Petro, cuando ella no es quien gobierna.
Claro, es lamentable que lleven el apellido “Petro”, son tiempos difíciles. Sin embargo, deben entender que en los partidos y eventos públicos sólo hay evidencia de una Gran Encuesta Nacional, en vivo y en directo, que le dice al hoy habitante de la Casa de Nariño: Fuera Petro, Fuera Petro.
Y ese es el resultado de la gestión del señor Presidente Gustavo Petro, no es culpa de sus hijos, ni del pueblo, que tampoco tiene motivos para ir a la cárcel. Sólo están ejerciendo el derecho a la manifestación, a la protesta que tanto defiende el mandatario, pero que en ésta oportunidad es en su contra, pero pacífica, esa es la gran diferencia.