Por: Henry Amorocho Moreno
Profesor Hacienda pública y tributación, Universidad del Rosario
Junio de 2023 inició con un episodio que tiene y tendrá consecuencias económicas, políticas y jurídicas con aristas e interpretaciones. Todo comenzó con hechos que terminaron con la salida del gobierno de la jefe de gabinete de la Presidencia de la República y la renuncia del embajador de Colombia en Venezuela.
Dicha circunstancia, aunada a otra serie de situaciones nacionales e internacionales, viene generando un escenario de incertidumbre política que, en vez de constituirse en dificultad para el mercado cambiario colombiano, se ha convertido en oportunidad, ya que entre el 5, 6 y 7 de junio de 2023 el dólar se ha devaluado con respecto a nuestra divisa en cerca de $140.
Además, es posible que variables como el comportamiento nacional e internacional de los precios del petróleo Brent y WTI, las ganancias en los mercados bursátiles europeo y de Wall Street, la aprobación de un cupo de endeudamiento por USD 34 billones al gobierno estadounidense, la posible pausa en el aumento de la tasa de intervención del Banco de la República en junio y la disminución del IPC en cerca del 0.50 % en mayo hagan que la tasa de cambio posiblemente tenga una tendencia hacia los $4.000 al finalizar el mes de junio.
Una de las consecuencias más evidentes de la crisis político-jurídica reciente se evidencia en la lentitud en el trámite de las reformas estructurales de salud, laboral y pensiones. Paradójicamente, esta situación ha sido bien recibida por los mercados, pues analistas e inversionistas han expresado en reiteradas ocasiones que las actuaciones del gobierno y el Congreso no dan a conocer los costos fiscales de las reformas y que tienen un sabor a improvisación que ha generado incertidumbre en el horizonte fiscal del país y las expectativas del mercado.
Por lo anterior, no es sorpresa que mientras en la casa Nariño se contiene la respiración, los mercados respiren con alivio ante la expectativa de que se aplacen las reformas para el próximo período de sesiones ordinarias, con lo cual habrá más objetividad en el planteamiento, discusión y debate de los cambios estructurales y la financiación que requieren las reformas para su efectiva realización y ejecución.
Todos los factores enunciados anteriormente han contribuido a que la tasa de cambio colombiana se haya fortalecido con respecto al dólar y a que, al menos en lo que resta del mes de junio, haya una tendencia a la baja, con algunas volatilidades al alza dependiendo de los precios del petróleo. Por lo pronto, el precio del dólar tenderá a los $4.000 y por qué no a los $3.900. Esto variará según sea la evolución de los hechos de la crisis política, del crecimiento económico nacional y de los mercados internacionales entre junio y julio.
Así pues, la revaluación del peso beneficia a la economía colombiana en la medida que sería conveniente realizar pagos de deuda, también se podrían aumentar las importaciones necesarias para la producción en el sector de bienes, alimentos y manufactura, así como motivar el ahorro y la inversión en títulos de renta fija por el diferencial que podríamos tener por la acelerada devaluación del dólar en la coyuntura.
Sin embargo, y desde otra óptica, invertir en dólares nunca será malo porque el mercado es volátil y hoy puede estar bajando el precio de la divisa americana, pero en el corto y mediano plazo de la actual vigencia fiscal el dólar puede estar oscilando en un rango de precio entre $4.300 y $ 3.900.
Así las cosas, el panorama cambiario y fiscal nos muestra que será muy sensible a la suerte las reformas estructurales que avanzan con lentitud en el Congreso, las marchas en favor del gobierno, el mejoramiento de varios indicadores sociales y la indeterminación de los costos fiscales de las reformas.
Muchas cosas pueden ocurrir mientras nos acercamos al final de este periodo legislativo: puede tomarse la decisión de aprobar estas reformas en periodos extraordinarios o de aplazar su debate para la siguiente legislatura.
Mientras tanto, al menos en el mes de junio, veremos una volatilidad de la moneda con manifestaciones de revaluación del peso y de ligeros movimientos al alza de la tasa de cambio peso-dólar.