Por Lola Portela
Desde México hasta Brasil, la región se enfrenta a polarización, mentiras y es donde se ponen la mitad de las muertes de periodistas del mundo. ¡La libertad de prensa está amenazada!
Han transcurrido 30 años desde la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de proclamar el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y América Latina sigue flanqueando en esa materia.
Se lucha, se investiga, se confronta información frente a noticias armadas, por quienes llaman bodegueros. Personas dedicadas a desviar la información, hacia falsas aseveraciones o cortinas de humo. Ese es pan diario actual, en la disputa por la libertad de prensa en Latinoamérica.
Y en ese contexto diferentes países de la región son escenario de persecución a periodistas, amenazas, asesinatos, señalamientos y censura, entre otros aspectos.
Y es que América Latina es considerada la región más peligrosa para los reporteros. Es un continente responsable de casi la mitad de las muertes violentas a periodistas en el mundo.
Este fenómeno se explica por la polarización política y medidas de obstrucción al acceso a información gubernamental, en varios países
El mayor riesgo es para los medios y periodistas que reportan a nivel local y en zonas rurales. Los medios enfrentan hasta persecución institucional. Hasta diseñan procesos judiciales mañosos para afectar la economía, hacerlos quebrar y obligar a cerrarlos.
Son tiempos muy complicados en Colombia, por eso nada más oportuno que este balance realizado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), entidad que hizo una Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2023. Y permite ver que siete de cada diez países presentan un ambiente de riesgo para sus periodistas. Los indicadores utilizados se basan en: contexto político, marco legal, seguridad y contexto socioeconómico, el reporte permite reconocer el decadente estado de la libertad de expresión en los medios.
Los recientes cambios hechos a Twitter, ahora liderado por Elon Musk, así como la disponibilidad de inteligencia artificial que crea realísticas imágenes ficticias, contribuyen a la dispersión de noticias falsas en las redes sociales. Sin embargo, en algunas regiones, el mayor riesgo para la prensa no es qué se publica, sino qué le sucede a quien intenta publicar.
Y según el cuadro del informe que evalúa las condiciones en que se ejerce el periodismo en 180 países de Latinoamérica, se puede ver que Colombia aparece entre los países al filo de la línea roja. Es decir, al límite de los países en situación muy grave comparados con: Nicaragua, Venezuela, Honduras y Cuba,
En el informe de este año también es particularmente notorio el drástico descenso de Perú en el índice, que califica 33 posiciones por debajo del año anterior. Esto se debe a la intensificación de su crisis política y los violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas armadas bajo el gobierno de Dina Boluarte.
Sobre México, el informe dice es núcleo de homicidios: “El actual presidente López Obrador ha sido uno de los mayores propagadores de noticias falsas durante su propio gobierno. En congruencia con estrategias populistas, frecuentemente denigra a los noticieros de oposición. Incluso ha creado la sección semanal «Quién es quién en las mentiras» dentro de su conferencia matutina, en la que se desacreditan informaciones que desfavorecen su narrativa”.
Según esta investigación de Reporteros Sin Fronteras, el mayor contribuyente a la deficiente puntación de México se debe a su categorización como el país con más homicidios a periodistas en el mundo. Y es que, en cifras oficiales, en el 2022, fueron asesinados 14 reporteros por su trabajo en México. Este número supera al de países con guerras activas como Ucrania y Yemen. Desde el año 2000, aproximadamente 150 periodistas han sido asesinados en esta nación, sin contar los desaparecidos.
La prensa local de México registró la reciente desaparición de Roberto Flores, quien publicaba denuncias ciudadanas sobre actos de corrupción en Chiapas. De manera similar, el crimen organizado y las fuerzas armadas juegan un papel importante en las desapariciones forzadas y el hostigamiento.
El estudio también dice que se observa una convergencia entre países con instituciones democráticas debilitadas, así como tendencias autocráticas, y un bajo nivel de libertad de prensa: Sólo una división de poderes efectiva, que sostenga los derechos constitucionales y regule las fuerzas armadas, puede efectivamente proteger a periodistas de la violencia, y a los medios, de la censura.
En Colombia el periodismo se caracteriza por contar con unidades de investigación periodística muy sólidas. Su objetivo es indagar, investigar, contrarrestar y mostrar hechos, al desnudo, y eso molesta a diferentes sectores y corrientes políticas. Y, en los últimos días, se han presentado de forma frontal señalamientos, contra la prensa, por parte de miembros del gobierno de turno e incluso del propio presidente Gustavo Petro, y han sido fuertes.
“Mantener polarizado el país es ganancia en democracias que se debilitan”, explica un politólogo consultado.
En medio del torrente de información que las nuevas tecnologías permiten y que se mueven en las redes, también se lucha contra las Fake News. Y, es cuando cobra relevancia la labor del periodismo de investigación. Ese que busca la verdad, sin color, ni ideologías. Aunque algunos sectores no lo vean así. La carrera de la “chiva”, de hace unos años, hoy es reemplazada por quien tenga de manera pronta los hechos claros y completos, pero con testimonios y documentos. Por eso, a veces, esas indagaciones hacen que la opinión pública sienta que el periodismo avanza más pronto que la justicia misma.
Y en esta labor, el constituyente primario, el ciudadano de a pie, es el protagonista y pone su granito de arena, pues tampoco traga entero, porque también tiene libertad de expresión. Y derecho a conocer la verdad.