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Las frases del Presidente Petro al sancionar la Ley del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, Potencia Mundial de la Vida’

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El presidente Gustavo Petro sancionó el Plan Nacional de Desarrollo desde Inírida, Guainía. En materia TIC son 10 los artículos que se pondrán en marcha para el fortalecimiento del sector y el desarrollo económico del país.

Las frases destacadas del Presidente Petro al sancionar la Ley del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, Potencia Mundial de la Vida’

A partir de este 19 de mayo el Gobierno del Cambio gobierna con su Plan de Desarrollo, que se llama Potencia Mundial de la Vida.

Ahora sí se necesita un gobierno que sea capaz de aplicarlo, que no tenga el temor, ningún susto.

Aquí el deber ser, y este es un pacto que se firma aquí, con mi mano y las otras manos, es cumplir el Plan de Desarrollo.

Volverlo una realidad, no un discurso ni un libro más, que se guarda en los anaqueles del Congreso y de la Presidencia y que nadie más voltea a mirar.

La paz es nuestro objetivo.

La paz no se construye sino con justicia social y con justicia ambiental.

Una sociedad profundamente desigual, de las más desiguales de la humanidad, no puede vivir en paz.

No se puede estar en el país de la belleza, cuando unos lo pueden tener todo y la inmensa mayoría tiene que sobrevivir de día a día.

Cuando alguna parte de esa mayoría tiene que morir porque no hay un puesto de salud, porque no hay derechos, porque no hay alimento, porque no hay agua potable.

Esto no es una mentira. ¿Aquí en El Remanso hay agua potable? ¿Aquí en El Remanso hay un odontólogo? ¿Un médico? ¿Quién mira a los niños? ¿Aquí hay universidad o posibilidades de eso?

Este Plan trata de arreglar el camino.

Convivir y paz son sinónimos. ¿Pero cómo se puede convivir en medio de la desigualdad?

Por eso propusimos un pacto. No nos propusimos una nueva guerra. Nos propusimos hablar.

Bueno, veamos si se puede corregir, si se puede cambiar, hablando, con el gran poder de la palabra.

Hemos llegado hasta este punto, que se llama el Plan de Desarrollo. No es un libro, no es simplemente una ley. Es el punto de llegada de un diálogo nacional, que aún tiene que seguir caminando.

Justicia social y justicia ambiental pueden construir la paz.

La justicia social empieza con que la gente tenga derechos o no. La justicia social significa derecho a saber, con calidad.

¿Entonces conducimos los dineros a financiar la educación o conducimos los dineros a financiar la gasolina?

Hay que escoger. Indudablemente lo que el Plan de Desarrollo dice es que la justicia social es el saber. El dinero tiene que ir es para allá.

Quienes como funcionarios e instancias se tomaron la atribución de hacer transferir del presupuesto nacional, de donde estaban los recursos del saber, dineros para financiar la tanqueada de las Toyotas cometieron una aberración.

Este Plan de Desarrollo dice educación. Este Plan de Desarrollo, balbuceantemente, dice salud, derechos. Este Plan de Desarrollo dice agua potable.

Justicia social significa tierra.

Si el pueblo francés llegara aquí a mirar cómo es que se usa la tierra fértil en Colombia, le cortaría otra vez la cabeza al rey.

Yo me pongo a mirar los debates del Plan de Desarrollo hacia el tema de la tierra: es la base de la paz, es la base de la justicia social.

Si hay una distribución democrática de la tierra, hay más producción, hay más riqueza, hay más alimento, no hay hambre. Eso se llama justicia social.

¿Qué paso con el tema de la tierra en el Plan Nacional de Desarrollo? ¿Por qué le impidieron al Gobierno ir por la tierra?

Por qué impedirle al Gobierno que aplique la orden constitucional de que la tierra es propiedad privada con función social y la función social es producir.

Un Congreso que, sin darse cuenta, nos devolvió siglo y medio de luchas, solo porque había que detener la posibilidad de que el Gobierno del Cambio solucionara el almendrón de la guerra, que es poder distribuir la tierra de una mejor manera.

¿Qué le asustó al Congreso de esa posibilidad, si esa posibilidad es la paz?

Vamos a una Reforma Agraria, e implica, dadas las circunstancias, que el Gobierno va por la tierra. Hablaremos para que sea voluntario, pero vamos por la tierra.

¿Entonces hoy aún hay congresistas y partidos que, a estas alturas, cuando se ha recorrido tanto camino en la humanidad, se puede pensar que la ganancia nace de mantener al trabajador como un esclavo?

La ganancia en el mundo nace de ser productivos, de incrementar la productividad, de que la máquina se mejora continuamente a través del saber y de la ciencia y que, por tanto, una sociedad que tenga saber y ciencia pueda usar sus recursos naturales, la tierra, el agua, el cerebro humano, para ser más rico como sociedad.

La humanidad vive si dejamos de consumir petróleo, carbón y gas. En el Plan se habla de estos temas. En el plan se establece una Transición Energética, que todos los países de la Tierra tienen que adelantar en el lapso más rápido de tiempo posible, porque el cronómetro va en contra de la vida.

La economía descarbonizada, que se plantea en el Plan de Desarrollo, y que por eso se llama Potencia Mundial de la Vida, es fundamental.

El Congreso negó que Ecopetrol pudiera generar energía limpia: error mayúsculo.

Si el Congreso de Colombia tiene que representar el interés general, allí no están para impedirle a Ecopetrol producir con energías limpias.

Para que en el país de la belleza no haya sangre derramada tiene que haber justicia: justicia para los seres humanos, justicia para la naturaleza.

No derramar sangre significa hablar, buscar los caminos comunes, una y otra vez, hasta que el pueblo no sea arrodillado, hasta que los derechos sean garantizados, hasta que la paz sea una realidad.

Aquí, como ese torrente del río que es testigo de todas esas épocas, de todo ese devenir y fluir de la humanidad, aquí también es testigo ahora de ese torrente de gentes: 11 millones y medio que decidieron votar por cambiar a Colombia, por volverla una Potencia Mundial de la Vida.

Se decidieron unos temas discutidos con la gente. No solamente esas 250 mil personas que, en asambleas populares, en territorios concretos, cubriendo todo el país, se convocaron y las convocamos para participar en la hechura de ese libro, que hoy se vuelve Ley de la República.

En realidad, es el fluir de 11 y medio de personas que decidieron que eso que se discutía en las manifestaciones, que se decidió en las urnas, se decidiera también como Ley de la República y un gobierno lo aplicara.

Es un diálogo al que hemos invitado. ¿Quién invita? Este torrente del agua del río Inírida; esta princesa que, como espíritu, anda en estos cerros hermosos: este pueblo que, como un torrente, llegó en 11 millones y medio de personas a decir: ¡Basta! Hablemos, pero no para arrodillarnos.