Lola Portela
En Colombia, la extorsión se ha disparado en un 40%. En muchas regiones del país a los ganaderos, a los campesinos, a la población civil, los grupos al margen de la ley, los tienen: censados, les cobran por cabeza de ganado, por hectárea de tierra y hasta por los litros de leche que producen.
Por eso, desde la vereda de en San Cayetano, municipio de Puerto Rico, Caquetá, los ganaderos entonan un SOS. Unos 100 ganaderos desfilaron pagando extorsión a las FARC.
Aunque en El Borugo, a unos 15 km., estaba un retén del Ejército, los militares no pueden hacer nada: tienen una orden presidencial, en el marco de la “Paz Total”.
Con enorme preocupación los ganaderos se expresaron ante el gobernador de Caquetá, Arnulfo Gasca Trujillo.
“La extorsión representa un grave daño no sólo al patrimonio de las personas. Desde el aspecto psicológico hay: incertidumbre, miedo, pues mancilla la libertad y refleja un precario Estado de Derecho, ya que las autoridades no garantizan la seguridad de los habitantes y su patrimonio se expone al detrimento del desarrollo económico y social del país”, dice una experta conflicto y en resiliencia, consultada al respecto.
Y agrega: “La extorsión tiene muchas secuelas, tan pronto reciben las amenazas generan un condicionamiento aversivo, hay una reacción fisiológica de ansiedad, se padece taquicardia, temblor, sudoración, “nudo en garganta” “vacío en estómago, etc. Toda esta situación modifica también los hábitos de sueño y de alimentación, generando insomnio e inapetencia, lo que interrumpe el curso normal de funcionamiento y actividad en todas las áreas vitales, pues ya no tienen la misma capacidad de atención y concentraciones productivas, laborales o académicas. Es un tema que afecta a todo el grupo familiar”.
Así se siente la población de Colombia en varias regiones, ya se manifiestan en algunos altos niveles de ansiedad (nervios). Se siente en el ambiente la sospecha de cualquier persona que se les acerca.
Y es que, en algunas regiones, ya no mandan las autoridades. Llegaron al territorio desconocidos a decirles: cómo, cuánto y cada cuánto hay que pagarles.
Además, ya el país está frente a grupos guerrilleros que presionan, también psicológicamente a la población campesina para que hagan parte de sus estructuras delincuenciales y formen los “cercos humanitarios”.
A Colombia volvió la inseguridad extrema. ¿Y qué dice el gobierno colombiano al respecto?