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Estupidez humana sin límites: “todxs”, “todes” o “tod@s”

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Por Lola Pórtela

“¿Decir ‘todes les niñes’?, me niego. No me da la gana. No porque sea académico, porque yo soy un escritor profesional (…) me niego a que me digan cómo tengo que escribir para no ser machista”, aseguró, el escritor español Arturo Pérez-Reverte, hace un tiempo en Buenos Aires, durante una de sus conferencias.

Y estoy de acuerdo con este escritor y colega que es una autoridad, pues tiene alrededor de 30 novelas a sus espaldas y 21 años dedicados al periodismo de guerra, ese es Pérez-Reverte, para quienes no lo conocen.

Y es que, como periodista, correctora de estilo, autora de cientos de discursos nacionales e internacionales, y como docente del buen español, les aclaro queridos lectores que no usaré el lenguaje de moda que intentan imponernos quienes promueven el mal uso del idioma español.

Hasta la Real Academia Española (RAE), explica sobre el innecesario lenguaje inclusivo y su aplicación por distintos colectivos, que se sienten excluidos.

El lenguaje inclusivo es uno de los temas con los que se sigue creando polémica porque, según dicen, busca la igualdad a través de una lengua sin género.

Esto es para mí, como para muchos, una verdadera “estupidez”. Y, en lo personal, creo que “entorpece” a la hora de ejercer nuestra profesión como periodistas, escritores y comunicadores responsables de formar e informar.

Expresarnos de manera clara, concreta, directa y con la verdad es parte de la ética que aprendemos al hacernos periodistas. Al menos esa fue mi escuela. Y desde antes de ir a la Universidad eso admiré en los escritores que me enamoraron del arte de comunicar.

En verdad, esos discursos donde dicen los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas, me hacen cambiar de canal o voltear la página, por considerar que allí no vale la pena perder el tiempo. Nada más maravilloso que lo directo, simple, corto y sencillo a la hora de expresarnos.

La RAE bien dice que este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico: “La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.”

En verdad esa mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, por ejemplo: el desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad.

La falta de concordancia es muy grave en el aprendizaje. Tan es así, que países como Argentina ya experimentan el bajo rendimiento académico, por la confusión y la falta de comprensión de lectura, en los estudiantes del país austral.

Así mismo, la RAE descarta el uso de expresiones como “todxs”, “todes” o “tod@s” por considerarlas “innecesarias”. La Academia explica que las palabras en masculino “pueden abarcar el femenino en ciertos contextos”, y tampoco admite los duplicados, como “Los uruguayos y las uruguayas” o “los argentinos y las argentinas” y por su puesto: “los colombianos y las colombianas”, entre otros, son un error.

Y es que en el intento de incluir palabras y definiciones se han escuchado barbaridades que hacen pensar que uno queda excluido ante tanto disparate. No se dice “miembros y miembras”. También es horror decir: “jóvenes y jóvenas”.

Por lo anterior, de ante mano, me disculpo con las, los, todos y todes. Sólo les pido que NO se consideren excluidos en lo que continuaré informando a la opinión pública.

A mis queridos y respetados colegas les recuerdo que somos periodistas, no “periodistos”, aunque sean hombres, o lo que les dé por ser, en medio de tanta usanza. Luego la moda, del mal hablar, sí me incomoda. Y no me da la gana seguir esa corriente de río revuelto.