Por: Lola Portela
En las imágenes destaco fotos de la Cuba actual.
No es retrato del surrealismo, pero sí hace parte del resultado del movimiento de una revolución que dejó huella en el corazón y en el alma de muchos seres que perdieron todo: hasta su tierra. Cuba no puede ser un referente utópico, cuando en realidad vive una inflexible dictadura comunista.
Y aunque nos muestran que las nuevas generaciones terminaron por “aceptar”, sabemos que cuando algunos logran salir de allí, no desean regresar a esa esclavitud, donde todo es limitado porque todo escasea, pero solamente en el hogar y la mesa del cubano del común, ese que es del pueblo.
No es así en la mesa de los gobernantes y sus cercanos, incluyendo amigos o admiradores visitantes, entre ellos, muchos turistas. En ese universo la ruina, la necesidad, la pobreza y esclavitud de un pueblo no la ven y, por ende, no la sienten y lo peor niegan el estado real de Cuba al mundo entero.
Cuba es un país arruinado. “exótico”, como lo venden los “intelectuales”. Esos mismos mal llamados socialistas, gente de izquierda o seguidora, que se jacta de serlo, porque es “in” para muchos, pero realmente tienen la barriga llena, no han tenido nunca una necesidad real.
Sin embargo, otros han buscado el asilo político ese que se concede a una persona desterrada o que huye de su país por motivos políticos, algunos lo han hecho simplemente para escapar de la justicia, por ser “delincuentes de cuello blanco”. Y, en honor a la verdad, en ese grupo hay muchos que fueron de derecha, y ahora cambiaron de rumbo.
Y es que en medio del conflicto muchos buscaron ser refugiados, y lamentó decirlo para muchos exiliados el objetivo era vivir bien, mejor que en su país natal, ya no tenían amenazas y sus hijos pudieron estudiar gratis, pero con seguridad: jamás han sentido la agonía del hambre. Por lo tanto, no pueden entender realmente ese estado y el cambio que deseamos los que sí vivimos la guerra de Colombia y sentimos el dolor de sus víctimas.
Es por eso que muchos, por fortuna no todos, desde el exilio apoyan los de las ideas marxistas leninistas. Apoyan a los delincuentes, porque según gritan, con odio, en sus redes llegó la hora del “pacto histórico”.
Siempre se los diré: ser socialista con la barriga llena es muy bueno.
Es claro que sólo desean el poder. Por eso intentan ¡vendernos humo!, a los que nos creen brutos, por oponernos a sus ideas, ya que sabemos que es un sistema que ha fracasado en muchos países.
Colombia es una mina de oro, por sus riquezas naturales y sus magníficas tierras. Es un buen lote, dicen otros, porque esta estratégicamente muy bien ubicado.
Así mismo, Colombia ha dejado de ser una economía pobre y, si logra una tasa de crecimiento sostenido del PIB por habitante de 4 por ciento, tendrá un nivel de ingreso de país desarrollado, antes del año 2025.
Ahora entienden por qué el afán de alianzas y de exterminar políticamente, mintiendo, desacreditando, y hasta burlándose del dolor de quienes se puedan atravesar en sus planes macabros.
El afán de la izquierda. Es simple: desean explotar el país tricolor, para sus fines propios. Ese es el “cambio” que nos ofrecen.
Cambio hacia la censura y clausura de medios de comunicación, ya empezaron a señalar, cambio hacia la pérdida de libertad ciudadana, pues hasta lo que se pueda comer lo controlan estos regímenes. Es un cambio que no desea terminar realmente con la pobreza extrema. Esa desgracia social es un negocio redondo para la izquierda, así piden ayuda internacional y pueden endeudar más el país y expedir dinero sin respaldo real (inflación). Lo que proponen es un cambio que desea acostumbrar al pueblo a ser flojo y a esperar una remesa o una mesada (por aquello de la igualdad). Y para comprar, se debe hacer con un número de identificación asignado o con la cédula, lo que decidan vender.
Ese camino no es para mí. Y estoy segura que no es el cambio que esperan los millones de honestos y verracos trabajadores colombianos.
La mayoría de los colombianos provenimos de una familia valiente, guerrera, “cameladora”. En mi caso mi ejemplo fue mi amada vieja Lola (abuela y madre) quien desde las 3:00 a.m., como muchos de nuestros viejos, estaba en pie de lucha.
Por el ejemplo de los Portela y Pérez SOY CAPITALISTA, a mucho honor. Unos godos, otros liberales, y en mi caso: no soy ni lo uno, ni lo otro, pero ambas familias son muy honestas y contamos con muchos madrugadores. Nunca fueron vagos, y claro hubo ovejas negras que tuvieron la sabiduría de corregir (con amor y mano dura) Por ese ejemplo de esfuerzo y por respeto a mis viejos y a los míos: ¡yo nunca seré socialista!
Estoy segura que, si muero y llegará a resucitar, volvería a ser capitalista. Tengo muy en claro que, sin robar, sin mentir, sin trampas, sin pasar por encima de nadie, sin dineros de la vía fácil, se saca una familia y un país adelante.
La pobreza se supera con Dios adelante, esforzándose y con valentía, mostrando lo incorrecto.
Es ahora o nunca que se denuncian los oportunistas, los corruptos y los de las coimas. Mano dura con los ladrones corruptos del país.
Con libertad y verdadero orden juntos sacaremos adelante a esos 22 millones de pobres, de estrato doble cero, que necesitan educación, condiciones salubres y trabajo. Lo demás lo debe brindar el Estado.
Votar a conciencia es parte de nuestra tarea. Esa es una responsabilidad que nos cobrará la historia a cada colombiano que verdaderamente ama y le importa los suyos, y la gente de su país.