Ya no quiero saber en qué día de cuarentena voy, y menos cuántos nos faltan, pero no podemos bajar la guardia. Sé que nos toca seguir guardados y unidos a la distancia.
Hoy resolví alterar mi rutina, por lo general, uno hace el aseo y luego el almuerzo. Yo hoy hice lo contrario: primero preparé un guiso y ensalada, al estilo chileno. Y luego, quemé energías limpiando y desinfectando. Fue mi forma de llevar la contraría. Tal vez de protestarme a mi misma.
En verdad tengo hoy el mundo en mi cabeza… Y hasta le quité el volumen a mi celular, quería descansar de tanto dolor. De esta impotencia.
Quemé esa energía negativa, haciendo un poco de ejercicio y luego me duché. Creo que el agua, helada en mi caso, tiene el poder de relajarnos, al menos a mí me funciona. En lo personal, en la ducha, también me llegan las ideas. Allí también habló con el de arriba, con Dios.
Y mientras pensaba en tantos de ustedes y en los míos, resolví compartir la respuesta a una petición que desde Estados Unidos me solicitaron, anoche: ¿cómo se ora?.
Por eso, publiqué “Día de Orar”. Aunque resultó un texto tan largo, como la cuarentena, y para algunos con toque pastoral, esa no fue la intensión.
Sin embargo, para otros, fue lo que esperaban: cómo hablar con Dios, cuando por años no lo hacen, ya no lo hacen por creer que Él no responde o creen que está “enojado”.
Mientras escribo estas frases, me cuentan que a una humilde mujer, la llamaron hoy para decirle que el gobierno le había mandado, un dinero y debía ir a un Paga Todo. Me llené de felicidad. Sí, me dije, el gobierno le cumplió y le devolvió el IVA.
Después vi también a varios alcaldes regionales en modo CORONAVIRUS, repartiendo mercados.
Supe también de municipios donde los concejales y diputados están en brigadas de prevención y resolviendo necesidades de su gente.
Entonces me pregunté, en medio de esta emergencia nacional ¿dónde están los senadores y los congresistas?
¿No deberían estar entregando ayudas a esos ciudadanos que los pusieron allí? Así fuera con parte de su millonario sueldo. O tal vez disponer de sus vehículos de seguridad asignados, para los trabajadores de la salud y para que, éstos verdaderos héroes, puedan llegar seguros tanto a los hospitales y clínicas, como a sus hogares.
Me dije, esos siguen discutiendo si debaten virtualmente o dejan sus vacaciones, dejemos así.
Es cierto que esta semana les invité a no pensar en cifras, tratemos de no hacerlo, pero es importante tener en cuenta que la población más contaminada está ente los 20 y 40 años. Los más letales están entre los 60 y 70 años y por eso esta población se debe quedar en casa hasta el 30 de mayo.
Como prometí no dejar solos a mis colegas ecuatorianos de Guayaquil, hoy también hablé con ellos. Y luego volví a pensar en la grandeza de tener un gran líder como Presidente.
Sí, por eso los invito a orar también por cada miembro del gobierno nacional que está en modo bicho. El reto social y financiero mundial es tremendo. Además, en medio de este caos que nos armó la pandemia, implementar las medidas, las plataformas y consolidar en listas a tantos, tampoco es tarea fácil.
Eso, unido a la disputa internacional que se debe lidiar por conseguir: respiradores, pruebas, tapabocas, guantes y demás implementos para atender a los pacientes contagiados, es otro reto.
Quedarse en casa en definitiva es nuestra ayuda principal porque ¡salvará vidas