Hemos estado muy cargados de noticias malas y muy fuertes, de esas que estimulan los sentimientos encontrados, por eso es urgente trabajar en la destrucción de esa oscuridad.
¡Es el momento de mirar para adentro de nosotros mismos!
Es el momento de recordar que, si somos luz, podremos iluminar, desde nuestro interior mismo, para superar esa vibración baja que se apoderó de la tierra.
Es por eso que muchos ven un clima gris y sienten una atmósfera pesada. Cuando en realidad las aguas son más cristalinas, los animales retornan y se dejan ver porque la tierra descansa.
Y es que hemos inundado el ambiente de nuestra manera de estar. Estamos colmados de incertidumbre, tristeza, desolación, enfermedad y muerte. Y de seguir así, no podremos salir adelante y llegar a la meta.
Hoy, a través de estas líneas, quiero invitarles a creer en que esto pasará. Y les aseguro que juntos lo veremos.
El pesimismo es una carga pesada que debemos soltar.
Sí, nos quedan varios días de cuarentena, pero paremos de contar. Paremos las cifras, porque incluso los seres amados que ya no están, no merecen ser un número. Ellos estarán, con nombre propio y vivencias en el corazón de sus familias, amigos y en el nuestro.
Aprovechemos este tiempo para resetearnos el alma, el corazón y la mente. Y darle el espacio a esa luz que emana de ti, de mí, y se conecta con Dios.
Conciencia y libertad espiritual es lo que nos ayudará en el crecimiento que, tal vez por las carreras diarias, en algunos se llenó de penumbra y con este ataque del bicho de la corona terminó por apagarse.
Es el tiempo de dedicarnos los minutos, estás horas más largas, para amarnos así mismos y amar, mucho más, a quienes están allí, en cuarentena, contigo, conmigo.
Que tampoco te importe la distancia, no interesa si ese amor es recíproco, solo demuestra o diles que les amas y por tanto te importan, se te ofendieron perdona, si dañaste: pide perdón. ¡No guardes buenos o malos sentimientos!
Ayer, le decía a mis queridos lectores que busquen esas amistades o familiares que se convirtieron en un mero contacto, y le pregunten: cómo se encuentran. Tal vez, ellos solo necesiten saber que tú los recuerdas o quizás les haga bien sólo escucharte y saber que está ahí.
En lo personal, creo el hambre es el resultado de la falta de amor. Sin embargo, creo que viene un despertar hacia la solidaridad mundial. A partir de allí, el dolor, la necesidad del vecino nos importará a todos y “si tenemos un pan y otro no lo tiene, entones ambos tendremos medio”.
Veo venir la verdad revelada desde lo más oculto, para iluminar las tantas mentiras y engaños en que nos han mantenido.
Vienen cambios en la economía, viene un nuevo camino, llega una nueva era.
Los invito a volver a soñar, a creer. Así podremos ver. Es hora de unir el yo, con el tú para llegar al nosotros. De esta forma, cumpliremos el plan diseñado por el Creador, desde su luz divina y eterna, pues esa es nuestra esencia.
¡Vamos a creer, para ver: juntos!