Flor Maritza Cruz, y sus hijos no ocultaron su felicidad al retornar a su predio, luego de 16 años del abandono de sus tierras como consecuencia de la violencia paramilitar.
En el año 2002, la familia Sánchez Cruz adquirió el predio “La Esmeralda” donde
cultivaban mandarina, tangelo, arazá, piñas y plátano; además contaban con un
proyecto porcino y la construcción de las bases de una casa.
La tragedia para esta familia comenzó cuando murió Jorge Alfredo Zapata, esposo de
Flor Maritza y padre de sus hijos. Días después de este fallecimiento, la viuda fue
citada por el paramilitar alias el ‘Meliador’ o Enrique a una reunión, en la que le mostró
dos letras de cambio, aparentemente firmadas por el cónyuge y le informó de la
existencia de una deuda por intereses a favor de las AUC que, de no ser pagada,
llevaría a que atentaran contra su familia y le advirtieron que la obligación debía
solucionarse con la entrega de “La Esmeralda”. Días más tarde, alias “Don Mario” le
confirmó la amenaza.
Posteriormente la hija menor de doña Flor sufrió un intento de rapto a la salida del
colegio, lo que obligó a la familia a oficializar la venta del predio por la suma de
$8.000.000, dinero que nunca recibió.
“Me siento muy agradecida, primero con Dios y por su puesto con la Unidad de
Restitución de Tierras, desde que inició este proceso me he sentido muy bien
acompañada y asesorada y hoy estoy feliz de volver a mi finca”, dijo Flor Maritza.
Wilson Leyton, director de la URT en Meta, indicó que el Tribunal declaró a esta
familia víctima de la violencia y, por lo tanto, tiene derecho a la restitución y a los
demás beneficios contemplados en la reparación integral por parte del Estado, tales
como alivio de pasivos, implementación de un proyecto productivo y subsidio de
vivienda, entre otros.