Un grupo de 120 estudiantes, pertenecientes a la Institución Educativa Jesús Bernal Pinzón, del municipio de Maní, en Casanare, crearon el proyecto Jóvenes Cosechadores de agua “Sembramos vida”, con el propósito de investigar la importancia de los árboles como reguladores hídricos y al mismo tiempo recolectar y germinar semillas nativas, mediante el uso de materiales reciclados. A fecha han sembrado 700 árboles y cuentan con 500 en proceso de crecimiento en el vivero. En esta labor realizan salidas pedagógicas, con el acompañamiento del profesor Edwin Ricaurte y han logrado comprobar la creciente deforestación y sus efectos en la calidad del agua.
“Con la siembra masiva de árboles en la franja protectora del río Cusiana, buscamos generar conectividad entre fragmentos de bosque y recuperar sus servicios ecosistémicos; los árboles están compuestos en un 95% de agua y sus raíces, tallo y hojas cumplen funciones de regulación hídrica”, indica el profesor.
Vanessa Chaparro Sandoval, la estudiante que lidera el grupo, añade que hoy el mayor problema que enfrenta su región es la falta de conciencia ambiental, que se traduce en tala indiscriminada y la ampliación de la frontera agrícola, lo que pone en riesgo la supervivencia de diferentes especies.
En una ceremonia realizada en Bogotá, este grupo de jóvenes casanareños obtuvo el primer lugar de la quinta versión del Desafío del Agua Pavco, (categoría A, de 14 a 18 años de edad). El premio consistió en $4.5 millones de pesos, como capital semilla, un computador portátil y asesoría durante tres meses para darle continuidad a la iniciativa.
“Con estos recursos -dice la alumna- podremos ampliar y mejorar las instalaciones del vivero y replicar el proyecto a instituciones educativas cercanas. Y gracias al entrenamiento otorgado por Pavco, trabajaremos en la elaboración de una estrategia económica que nos permita ser sostenibles en el tiempo”.
Otro de los componentes innovadores de este proyecto ganador del V Desafío del Agua Pavco, es la generación de suelo orgánico propio, en el que convierten la hojarasca en compostaje. Además, con herramientas de análisis cartográfico como Google Maps, el grupo identifica las áreas fragmentadas que deben ser intervenidas mediante la siembra. “En esos terrenos, hacemos acuerdos con los propietarios: nosotros ponemos los árboles y la mano de obra y ellos liberan áreas para recuperar la ribera del río, comprometiéndose a aislarlas o a evitar el ingreso de ganado”, concluye el profesor Edwin Ricaurte.
Durante la ceremonia de premiación, Adriana García, gerente de Responsabilidad Social de Pavco, expresó que dicha compañía lanzó la primera versión del Desafío del Agua en 2011, con el objeto de identificar, promover y reconocer las propuestas innovadoras de jóvenes entre los 14 y 28 años, que planteen cambios significativos y soluciones sostenibles en torno a temas de agua, saneamiento, higiene y agroecología. “Desde 2011, hemos recibido 316 proyectos, beneficiando 14 de ellos, fortaleciendo sus modelos de sostenibilidad, aumentando su impacto y visibilizando las iniciativas”, indicó.
Creando conciencia en comunidad
El proyecto involucra a toda la comunidad. A los estudiantes, mediante prácticas de campo, en las cuales visitan reservas naturales y hacen recorridos en la ronda protectora del río Cusiana para identificar las problemáticas y luego, en el salón de clases, estudiar las especies nativas y, posteriormente en el vivero, llevar a cabo el proceso de germinación de las semillas. “De esa forma, regresamos al campo con una solución efectiva, generando sentido de pertenencia y empoderamiento de los jóvenes”, agrega el profesor. Los padres de familia, docentes y directivos también se han involucrado en la recolección y siembra de semillas, y aportan materiales para el vivero